De quesos y bicicletas

Guillén

Guillén

Javier Guillén

Amigos y amigas de Asturias, ya seáis vecinos de Onís, de sus concejos cercanos o de tierras lejos de aquí, qué suerte que hemos tenido de poder estar en Benia, para, sin tener que pedirla, poder disfrutar en exceso del certamen del mejor queso.

Qué inmensa es mi alegría, por estar en esta cabaña, que ya sea del puerto o del valle, sirve de noble cuna para criar con esmero el queso de gamonéu, el mejor del mundo entero.

Imagino que para los que no somos de estos lares sería muy fácil decir que nos sentimos orgullosos de poder participar en un día como el de hoy. Que es de gran felicidad que os hayáis acordado de alguien como yo y que aquí, gracias a vuestra amabilidad y cariño, hacéis que uno se sienta casi mejor que en su propia casa.

Pero no es menos cierto que, en mi caso, no son palabras huecas, más al contrario son palabras muy sinceras, avaladas por la fuerza de los hechos.

Mi relación con Asturias y al unísono con vuestros Picos de Europa se escribe desde mi responsabilidad como director de La Vuelta y que es nuestra/vuestra carrera. Asturias, siempre presente, hace de los Lagos de Covadonga nuestra etapa más emblemática, más reconocida, más demandada.

Pregonar en este año 2023, para mí no es cualquier año, pues es éste en el que se cumple el cuarenta aniversario de la primera llegada de la Vuelta a los Lagos. Veintidós veces hemos hecho meta, veintitrés con el estreno esta edición de La Vuelta femenina, convirtiendo este mítico final en alto en el que más veces se ha repetido a lo largo de nuestra historia.

Y si hoy estoy aquí, no es para otro fin que dar testimonio de nuestra unión, el de La Vuelta con Asturias, el de La Vuelta con sus Picos de Europa. Entre nosotros existe un vínculo de tal fortaleza y solidez que de esta relación solo se puede decir que la misma es tan reconfortante como cuando los pastores se refugian con sus ganados en las majadas, tan perfecta como la asociación que se produce cuando proveniente de vuestros rebaños, se mezcla la leche de vaca, oveja o cabra, y tan especial como la magia que surge en la mesa cuando la preside un buen pedazo de queso gamonéu.

Aunque sin dar pedales, gracias a La Vuelta recorro, transito y visito innumerables lugares, me adentro en muchos pueblos y conozco a mucha gente. Es por ello por lo que creo conocer bien este país, una España que cada día más me enamora, una nación llena de rincones, diversa en sus gentes y en sus territorios, llena de contrastes, pero con un elemento común, el amor de cada vecino por sus raíces, por el sitio que le vio nacer y crecer.

Y es gracias a esa pasión por vuestros orígenes, por lo que en vosotros se encuentran los mejores mensajeros de estos productos, hasta el punto de que la personalidad, identidad y orgullo de vuestros quesos constituyen el mejor reflejo de vuestro carácter.

Y es que, más allá de símbolos, paisajes y monumentos, lo que más me seduce de estos feudos, está en vosotros, en lo que sois y en lo que representáis, en la gente de Onís.

Queridos todos y todas. Hoy culmina un proceso con la subasta de un queso que nace a partir de una ubre hasta llegar hasta aquí, el último fin de semana de octubre.

Y al igual que en bicicleta, lo importante es el equipo, un buen queso ganador necesita compañeros como son el pan, la sidra o el vino. Con los que quiero brindar, por aquellos que al pujar, animen bien la subasta, ofreciendo un buen dinero, hasta que el subastador… diga basta.

Y por último y sin más, y a pesar de tu nobleza, te pido que con bondad nos dejemos engañar, y así nos la den con queso, el mejor queso del mundo, el queso que yo me quedo, el queso de Gamonéu.

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