Chus NEIRA

Al proyectado recorte de la subvención de la Ópera de Oviedo por parte del Ministerio de Cultura, que de 900.000 euros pasaría a 810.000 según el presupuesto previsto para 2010, habrá que sumarle las otras rebajas. En tiempos de crisis, igual que el Gobierno central ha rebajado en un 11% los fondos destinados a Cultura, las administraciones regionales y locales también tendrán que ajustar sus economías. El temor de los gestores de las principales ofertas de música clásica en la región es que esos descuentos empiecen a desmontar toda la arquitectura cultural existente en torno a estas actividades. Todavía es pronto, y por eso ni el Gobierno del Principado y ni el Ayuntamiento de Oviedo, las administraciones más involucradas con la financiación de la clásica, quieren cuantificar los recortes que aplicarán en estos campos dentro de sus presupuestos.

Sin embargo, según los gestores encargados de las entidades afectadas (la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, la orquesta Oviedo Filarmonía, el ciclo de conciertos del auditorio Príncipe Felipe, el ciclo de zarzuela y la Ópera de Oviedo), el recorte, si se compara con lo que está sucediendo en otras comunidades autónomas, estará entre el 5 y el 10 por ciento.

La diferencia asturiana, lamentan, es que los presupuestos aquí no dan para mucho. Mientras en Bilbao, por ejemplo, podrían hacer frente a una caída del 10% en su financiación gracias a los grandes presupuestos que manejan, en Oviedo tal descenso, insisten, pondría en peligro todo el aparato de la música clásica.

Del volumen de los recortes, insisten, depende que la actividad clásica se ajuste o se pare. Si, por ejemplo, la reducción del presupuesto obligara a eliminar el quinto título de la Ópera de Oviedo, eso implicaría, por ejemplo, mandar a músicos para casa durante unos meses. Los titulares de una orquesta no dejan de ser funcionarios, pero hay otros empleos vinculados a una función operística que dependen de contratas y que se perderían. Además, insisten los responsables de estas programaciones, la pérdida de un título también supondría la rebaja en un importante volumen de beneficios para las administraciones. Por ejemplo, sólo en el apartado del equipo artístico y creativo, el pago de cachés supondría perder unas aportaciones al IRPF que podrían suponer 25.000 euros en el caso de personal nacional o 20.000 euros si son extranjeros. Ese reparto, claro, también viaja y se aloja, con lo que las compañías vinculadas al turismo perderían unos 60.000 euros. En el apartado de la producción, el alquiler de elementos escenográficos y su transporte podrían suponer unos 128.000 euros y 110.000, respectivamente, y el IVA del equipo artístico que dejaría de ingresarse rondaría los 55.000 euros.

Con los empleos que destruiría la pérdida de un título de la Ópera de Oviedo se perderían unos 32.000 euros en IRPF y la Seguridad Social tendría que abonar otros 25.000 euros al mes por desempleo. Otros gastos y los ingresos aportados por la taquilla supondrían la pérdida de unos 40.000 euros en IVA para las arcas de las administraciones.

Si uno sigue con el ejemplo de la Ópera de Oviedo y observa la evolución de su financiación en los últimos años, percibirá que las aportaciones municipales y regionales han variado poco. El Ayuntamiento de Oviedo aporta a la Ópera 660.000 euros desde 2007, diez millones de pesetas más de lo que aportaba en 2001, con la excepción del año 2002, cuando la «economía de guerra» presupuestaria recortó a la mitad todos los presupuestos y dejó la inversión de la Ópera en 300.000 euros. El Principado de Asturias se ha mantenido invariable desde 2002 en sus 240.000 euros. Pero la aportación estatal del Ministerio de Cultura, aunque muy inferior a la de otras temporadas como Bilbao, Sevilla o Valencia, casi se ha multiplicado por tres en los tres años, pasando de los 336.000 euros de 2006 a los 900.000 de este año. Para 2010 el Ministerio de Cultura proyecta 810.000 euros, cifra que sigue muy por encima de la de los últimos años. ¿No había ya cinco títulos de la Ópera de Oviedo? Sí, pero lo que ha variado son el número de funciones, que de tres han pasado a cuatro para tres títulos y cinco para otros dos casos. El gasto, de cachés, producción y de casi todo, se multiplica con las funciones, con lo que las 22 representaciones actuales tendrían que bajar si bajan las aportaciones de la Administración. Las actividades paralelas de la Ópera de Oviedo tendrían que desaparecer y seguramente también sería imposible seguir con la función de segundo reparto que permite ganar público para estos espectáculos por resultar más económica.

De las cuentas generales del resto de ofertas musicales destaca que la aportación del Ayuntamiento de Oviedo en solitario en su ciclo de zarzuela equivale a la que las tres administraciones realizan en el de ópera. De las orquestas, más equilibradas, el capítulo que más gasto ocupa es la OSPA, con sus 5,630 millones de euros. Pero, claro, nadie dice que la OSPA desaparezca.