La Comisión de Cultura y Deportes aprobó ayer, con los votos de la oposición, que el Ayuntamiento asuma en parte la reparación de las instalaciones del campo de rugby del Naranco. La moción conjunta de Foro, PSOE e IU sobre el equipamiento deportivo ha suscitado unas duras declaraciones del concejal de Economía, Jaime Reinares, que parecen resucitar los viejos tiempos del «cerco a Oviedo» y de enfrentamiento de la Administración local con el Principado.

Reinares insiste a través de un escrito en que «es preocupante que las fuerzas de la oposición en Oviedo se unan en contra de los intereses de Oviedo», y acusa al PSOE de estar en el Ayuntamiento «sólo para salvarle la cara a su Gobierno regional cuando mantiene su habitual desprecio hacia Oviedo y los ovetenses».

Según los grupos de la oposición, el Ayuntamiento debe asumir una parte de los trabajos, ya que en su momento construyó los vestuarios y el graderío del equipamiento, que ahora están en muy mal estado. Para Reinares, el Ayuntamiento acometió aquellas obras con la promesa de que el equipamiento iba a ser cedido por el Principado, algo que no se ha producido, asegura, «quizá por problemas en la titularidad de los terrenos».

Para el concejal de Economía, en la actualidad «estas instalaciones no son municipales y, por lo tanto, no se puede justificar legalmente que se realicen obras en ellas».

«Por mucho que la oposición se empeñe en que el Ayuntamiento haga esas obras no va a conseguir darle legalidad a una decisión que no se puede justificar ni legal, ni moral ni políticamente. Los técnicos municipales se pronunciarán al respecto y si su criterio es contrario, la oposición tendrá que llevar este asunto adelante en contra de su criterio, lo que, sin duda, entrañará responsabilidades políticas y legales», advierte el edil del PP.

Reinares no ahorra críticas al Gobierno regional, al que acusa de «reírse» de los ovetenses y de haber retomado «la estrategia que lideró el de Tini Areces contra Oviedo y contra los ovetenses. Y así, se niegan a hacer en Oviedo las obras pequeñas, como la del campo de rugby, y las grandes, como las de "plan A", que tienen pendientes en la ciudad, marginada, despreciada y olvidada».