El Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) abrió ayer su curso académico bajo la advocación de Francisco Martínez Marina (Oviedo, 1754-Zaragoza, 1833), liberal, jurista, filólogo y sacerdote que a comienzos del siglo XIX impulsó, como director de la Real Academia de la Historia, la confección del "Diccionario geográfico-histórico de Asturias", obra caudalosa en datos, pero inacabada y nunca publicada.

Florencio Friera Suárez, miembro de número del RIDEA, cronista oficial de Sariego y catedrático jubilado de Didáctica de las Ciencias Sociales, disertó en la conferencia inaugural sobre las vicisitudes y la multitud de colaboradores de Marina en dicha obra, así como de la suerte que corrió todo el material reunido, "depositado en la Academia de la Historia desde 1820 y que ha recibido miles de consultas hasta el presente", indicó Friera.

Poner a disposición del público la consulta de esa completa radiografía de la Asturias de finales del siglo XVIII es el objetivo que persigue el RIDEA y la tarea en la que trabaja Florencio Friera desde hace cinco años.

"Los papeles del diccionario están sin catalogar, o con un orden relativo muy problemático, y sólo se han publicado algunas partes", explicó el catedrático a LA NUEVA ESPAÑA.

No será hasta 1959 cuando ve la luz la obra "El Diccionario geográfico-histórico de Asturias dirigido por el Dr. Don Francisco Martínez Marina; Tomo I : Génesis y colaboradores", de José Luis Pérez de Castro, ex director del RIDEA. "Pérez de Castro animaba en ese libro a continuar con la tarea y hace cinco años conseguimos que el RIDEA digitalizara los fondos correspondientes de la Academia de la Historia", agrega Friera Suárez. Por el medio, Juaco López Álvarez (del Museo Etnográfico del Pueblo de Asturias, Gijón) y Javier González Santos editaron en 2001 los "Apuntamientos para el Diccionario geográfico-histórico de Asturias ; seguidos de un fragmento de las Noticias generales sobre el Principado de Asturias", según el original de 1804 a cargo de Gaspar Melchor de Jovellanos.

Después, el resultado de la digitalización del RIDEA fueron "más de 10.000 fotografías" en cuya transcripción se ha embarcado Florencio Friera y otros colaboradores. El texto resultante "estará ordenado por concejos", y su colocación en una plataforma como internet permitirá que lo consulte "cualquiera desde Australia o desde la calle Corrida de Gijón". También sería factible una edición en volúmenes, aunque dificultosa al tratarse de un respetable volumen de páginas. "Pero, al menos, una parte podría convertirse en libro", indica Friera Suárez.

En todo caso, el trabajo del catedrático jubilado se ha visto complicado por "la aparición hace un año de nuevos legajos correspondientes al diccionario, que también estamos transcribiendo", agregó.

En el acto de ayer, el conferenciante explicó cómo Martínez Marina llegó a la dirección de la Real Academia de la Historia en 1801 y para esta institución redactó la parte dedicada a Álava del Diccionario geográfico-histórico, una ambiciosa obra que iba a cubrir todo el país, pero de la que finalmente sólo se editaron las partes de Navarra y Vascongadas.

Para la tarea asturiana "Marina se apoyó en el obispo de Oviedo, Juan de Llano Ponte, que le proporcionó una larga relación de corresponsales, arciprestes y curas de parroquias a los que el prelado les pedía que colaborasen". Dichos sacerdotes "eran personas ilustradas y sabias que respondieron a un cuestionario de 28 preguntas que había elaborado la Academia de la Historia".

Al fallecer Llano Ponte en 1805, los trabajos se ven perjudicados, pero la condición nonata del diccionario estará marcada por la guerra de la Independencia de 1808 y las posteriores persecuciones del liberal Martínez Marina a manos de los absolutistas.