"¡Viva el barrio del Oviedo Antiguo!", "¡viva!", "¡viva el barrio del Campillín!", "¡viva!". Los vítores, las palmas, las canciones populares, las risas y la comida, mucha comida, protagonizaron ayer la estampa del almuerzo popular de la primera edición de las fiestas del Antiguo. Más de 400 personas de todas las edades se reunieron en torno a las mesas instaladas por la Asociación Vecinal Oviedo Redondo en la plaza Corrada del Obispo para demostrar que había ganas de unión, de celebración y de disfrutar de sus calles históricas.

"Todo el mundo está colaborando. Tuvimos problemas con las sillas y la gente las está bajando de sus casas y de sus chigres. Los grupos trajeron comida para ellos, para compartir con otros y con las familias de los Desayunos solidarios del Cá Beleño. Es muy bonito ver la acogida que ha tenido siendo el primer año", afirma Rebeca Velasco. Además de integrante de la asociación organizadora, es profesora de música y directora de varios coros, y convenció a varias de sus integrantes para unirse a la fiesta. "Viví de niña en esta zona, pero soy de Teverga. Rebeca nos habló de estas fiestas, que si nos animábamos a hacer comida para compartir con familias sin recursos, y aquí me vine con empanada, bollos de chorizo y casadielles", cuenta Natalia Suárez. Entre un trozo de tortilla y otro, ella y sus compañeras se animan a poner la nota musical a la cita cantando algunos de sus clásicos del coro.

A su lado, Alba López, vecina del Antiguo desde hace 6 años, disfruta como una niña de las fiestas del barrio. "Ayer fuimos a la carpa y había ambientazo. Hoy en la comida igual. Y eso que estoy de exámenes de la universidad y escucho el ruido en casa, pero no importa, hay que repetirlo el próximo año. Me voy a hacer de la asociación y todo", dice. Como ella, muchos otros jóvenes se animaron a unirse a esta tradición de salir a la calle para compartir mesa con vecinos de todas las edades y condiciones. Es el caso de Yolanda López y sus amigos, el grupo más numeroso de la cita. "Somos 25 en total, amigos de la universidad, del colegio, de la vida", explica. Prepararon un menú en el que no faltaba de nada: tortillas, empanada, paella, sandwiches, humus y cuscús. "Para una vez que hay algo diferente y original en Oviedo, no podíamos faltar. Ojalá hubiera más fiestas de este tipo en todos los barrios", explica. A pocos metros, José Benavides comparte su opinión. Él lleva en el Antiguo toda su vida, 35 años, y considera que estas fiestas son la mejor decisión para hacer crecer el sentimiento de barrio. "Siempre fuimos una zona un poco descentralizada y con la llegada de gente joven y de proyectos culturales al barrio, se empezaron a notar las ganas de hacer cosas. Unidos en eventos así vas conociendo a los vecinos, haciendo amistad, animando a gente de otros sitios a que venga... aumentando el sentimiento de barrio. Si este año somos 400, el próximo duplicamos seguro".

América Sánchez y Luis Velasco son del barrio desde hace 14 años, pero comparten mesa con amigos y familiares "ingleses residentes en el Antiguo, de Zaragoza y hasta de Nicaragua", cuentan entre risas. "Hacía falta algo así, es un plan perfecto para todos los públicos". El presidente de Oviedo Redondo, Pancho Alonso, no puede ocultar su satisfacción al ver la respuesta. "El esfuerzo ha valido la pena", dice. "A la gente le gusta que en su barrio haya fiestas, por eso las hemos organizado con ilusión y con afán de continuidad", sentenció.

Los vecinos del Antiguo invitaron ayer a las familias de los Desayunos solidarios, que coordina Belén Suárez, a participar en su comida popular. "La gente les ha traído un montón de comida, estamos encantados con la generosidad de los vecinos. Esto demuestra que el Antiguo no es un lugar tenebroso, sino un barrio acogedor y tolerante", afirmó.