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Una norma del Principado pone en peligro decenas de actos artísticos en las calles

Patrimonio crea un protocolo que le permite vetar actividades en zonas protegidas, como el Antiguo, y que afectaría a la Noche Blanca y a San Mateo

Integrantes de un pasacalles, ayer por la mañana en la plaza del Ayuntamiento de Oviedo. CRISTIAN VÁZQUEZ

Una nueva norma impulsada por el Gobierno regional amenaza con modificar algunos de los planes previstos por el tripartito local (Somos, PSOE e IU) para celebraciones en la calle como la Noche Blanca o San Mateo. El Principado ha hecho llegar recientemente a los Ayuntamientos asturianos, entre ellos el de Oviedo, un protocolo que regula las "intervenciones artísticas" que se celebren en las calles, zonas y bienes protegidos de la ciudad. Una de estas zonas es el Antiguo, epicentro lúdico del municipio y lugar que alberga muchos de los actos festivos que se realizan en el concejo.

El nuevo protocolo, acordado por el Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias el mes pasado, permite al Principado tutelar y vetar cualquier tipo de acontecimiento artístico que el Ayuntamiento impulse en estos espacios. En el texto, al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, no se concreta qué clase de "intervenciones artísticas" están sometidas a este control y sólo se limita a indicar que especialmente lo estarán las "expresiones plásticas con proyección pública en espacios urbanos". Tampoco concreta qué lugares protegidos están incluidos.

En el Ayuntamiento ovetense hay preocupación por la falta de definición del protocolo. Sostienen en el Consistorio que el texto deja todo "muy abierto", que no se especifican las zonas de protección afectadas y que, por ejemplo, en el caso del Antiguo, estarían sometidas al control y aprobación del Principado la mayoría de actos culturales que se celebran: desde los pasacalles, los grupos folclóricos, las actividades en torno a la hoguera de San Juan o acciones incluidas en la Noche Blanca como exposiciones o teatro en la calle e incluso actos relacionados con las fiestas de San Mateo. También peligrarían actividades lumínicas como la proyección de luces en el Teatro Campoamor o en otros edificios protegidos.

La norma, en realidad, no restringe nada (a priori) sino que establece una serie de pautas a seguir por los ayuntamientos cuando quieran impulsar actividades de carácter artístico en las zonas protegidas. En virtud del texto, las administraciones locales están obligadas a facilitar toda la información de la actividad al Principado: bases del concurso o idea, presupuesto, datos de identificación, características técnicas, finalidades, riesgos, dimensiones, datos de los artistas, calendarios... La administración regional se reserva el derecho de evaluarla y, si lo estima oportuno, tras el citado proceso burocrático, autorizarla.

El temor del Ayuntamiento es que la normativa regional, que afecta al resto de municipios asturianos, choque frontalmente con su objetivo de dinamizar las calles de la ciudad, contemplado en el acuerdo programático de los tres socios de gobierno. Habría problemas, temen, para que se realizara simplemente una obra de teatro en una plaza del Antiguo, un concierto musical en una plaza o el hecho de que un artista pudiera hacer una demostración de su trabajo o de sus técnicas en una calle situada en un entorno protegido, como puede ser el Antiguo, Santullano, el ámbito del Camino de Santiago o el de la Ruta de la Plata.

Los técnicos municipales analizaron recientemente la nueva regulación y concluyeron que no hace falta un nuevo protocolo como el presentado por el Principado, que las actividades en lugares protegidos ya tienen mecanismos de control en la Ley de Patrimonio Cultural de Asturias y en el reglamento de marzo de 2015. Además, sobre la propia norma, los técnicos señalan que la Administración regional "no define como se merece" la consideración de "intervención artística" y aseguran que "puede no resultar claro" en ocasiones "los límites entre estas actuaciones y otras intervenciones". También añaden que en el texto "no se establece diferencia alguna en función de las distintas categorías de bienes integrantes del Patrimonio Cultural".

En el Ayuntamiento sospechan que la norma tiene su origen en la polémica sucedida en Gijón, cuando el Ayuntamiento planteó que varios artistas pintaran unas medianeras en el barrio protegido de Cimadevilla. El Principado acabó rechazando la cuestión.

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