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Al Final De La Semana

Y sonarán las guitarras

El disloque de la caótica organización de San Mateo

Y sonarán las guitarras

Cuando en Oviedo el gobierno cambió de manos, hubo quien se lo tomó como que había que empezar a escribir de nuevo la historia. El nuevo grupo de tres tenía que dejar huella y cada uno abría su hueco. Si el alcalde (PSOE) frenaba las obras de las Senda Verde por un protesta vecinal, los de Somos preparaban sobre la marcha un sistema para abrir los comedores de los colegios públicos durante el verano. IU tenía al mediático Roberto Sánchez Ramos, "Rivi", en la concejalía de Cultura. Y empezó a preparar San Mateo, como le corresponde en el papel de presidente de la Sociedad Ovetense de Festejos. No dejó dudas de lo que quería: acabar con la carpa de La Ería, donde había conciertos de pago y donde "reinaba" una empresa que, según el edil, sacaba provecho de sus relaciones con el PP. No pudo con ello el primer año, pero al segundo, con tiempo para prepararlo, lo dejó resuelto.

Lo que pasa es que Rivi se ha hecho un lío. Creyó que esto era más fácil, pero no es lo mismo verlo desde la barrera durante veintitantos años que ponerse en primera fila. Criticar y montar lío con San Mateo es el entretenimiento político del verano, a falta de mejores asuntos. Si resulta que el modelo está sujeto con alfileres la cosa se pone interesante. A Sánchez Ramos le echan en cara que haya tomado vacaciones en agosto sin tener las fiestas atadas.

La ciudad se ha quedado, como ya es tradición, sin barracas porque nadie acude al concurso para ponerlas en la Losa con ciertas garantías. Y a punto ha estado de quedarse sin escenario para los conciertos. Es más, a día de hoy no lo tiene; pero lo tendrá el martes, cuando se resuelva el segundo concurso que convoca por la vía de urgencia (tercero en total). Y el viernes podrán sonar los acordes de la fiesta. A veces, da la sensación de que Rivi vive contra Santo Grial, la empresa de Enrique Granda que tenía contratos en La Ería. Ellos, junto a otro más, alegaron contra las bases. Rivi preparó el concurso para la producción de los conciertos junto a La Catedral de modo que nadie pudo cumplir las normas. Después, por urgencia y sin publicidad, invitó a tres empresas a concursar. Pero sólo una tenía opciones reales de hacerlo y había estado en el primer concurso. Según fuentes críticas con Sánchez Ramos, las otras empresas, buenas en lo suyo, pero de menor entidad, no tendrían capacidad para satisfacer las demandas tan exigentes de un servicio como aquél. El colmo fue cuando, por una leve irregularidad, hubo que declarar nuevamente desierto el concurso. GAM, la empresa seleccionada, debía las viñetas de dos vehículos. Y no sirvió haberlas pagado fuera del plazo por los pelos. Ahora, con todo legalizado, no tendría que haber problemas.

"Rivi molaba en la oposición", dice alguien que le conoce bien políticamente. En el gobierno ya escucha voces críticas desde los otros dos partidos. Y fuera, desde luego, a los hosteleros les crece la indignación porque no podrán sacar sus barras junto a la plaza de la Catedral durante los conciertos para que la seguridad esté garantizada ante las aglomeraciones de los recitales musicales. Todo esto comienza el viernes. Quizá la música amanse a las fieras.

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