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La Covadonga ovetense confunde al GPS

El sistema de navegación lleva por error a "un montón" de turistas hasta el pueblo situado en la parroquia de Cruces, a 90 kilómetros del real sitio

Nilcia Carbajal, ayer en el jardín de su vivienda. LAURA CARADUJE

Cuenta Esteban Seco que aquella mujer -sevillana para más señas- estaba empeñada en beber de la fuente de los siete caños, que no paraba de repetir que quería casarse pronto y que sabía de buena tinta que un marido podía conseguirse visitando Covadonga. Ocurrió este verano, él había salido a pasear, como todos los días, y ella le paró para contarle que para eso había venido a su pueblo, que ya que estaba en Asturias iba a aprovechar para visitar el real sitio y de paso potenciar sus encantos amorosos bebiendo de la leyenda de la fuente situada bajo la cueva de la Santina. Pero, después de un rato, "cuando paró de hablar", Esteban Seco le explicó pacientemente que se había equivocado, que estaba en Covadonga, claro que sí, pero que "su" Covadonga se encuentra en Oviedo, en la parroquia de Cruces, no en Cangas de Onís. "Estamos muy acostumbrados, las confusiones ocurren con mucha frecuencia. Los conductores, sobre todo los que son de León para abajo, ponen Covadonga en el GPS y aparecen aquí. Se olvidan de especificar que quieren ir a Cangas de Onís y terminan a noventa kilómetros de distancia", señala Seco.

El verano es la época del año en la que más turistas pican en el anzuelo del GPS. "No hay día que no salga a caminar y me encuentre con alguien que esté confundido. Cuando les dices que están muy lejos del sitio que buscan se llevan unas buenas decepciones, porque piensan que ya han llegado al destino y todavía les queda un buen rato", explica entre risas. No obstante, tampoco es raro ver algún que otro despistado al volante durante el resto del año. "Covadonga, la de la Basílica, es un sitio muy turístico y al que acude mucha gente cualquier mes del año. Siempre hay alguien que se pierde y pasa por aquí por culpa de las indicaciones de su coche", añade Manuel Alonso, que ayer se encontraba segando la finca que tiene en Covadonga, en la Covadonga ovetense, la de la parroquia de Cruces. "No obstante pienso que antes pasaba con más frecuencia. Ahora sigue ocurriendo, pero menos. Puede ser que hayan mejorado los sistemas de navegación de los coches y que se haya especificado mejor donde está una Covadonga y dónde está la otra", añade Alonso.

Y es que en realidad poco tiene que ver un sitio con otro. Naturaleza y encanto les sobran a los dos, pero en la Covadonga ovetense no hay una basílica, ni un estanque para tirar monedas a cambio de deseos, ni está la fuente de los siete caños que buscaba aquella sevillana, la que se encontró con Esteban Seco este mismo verano. Tampoco está la Santa Cueva, ni pasa la vuelta ciclista con destino a Los Lagos, ni hay constancia de que Don Pelayo haya puesto un pie en sus tierras. En la Covadonga carbayona, eso sí, también hay una Santina. "Tenemos un pequeño santuario en el que hay una imagen de la Virgen de Covadonga y mucha gente le pone velas o viene a traerle flores", explica Nilcia Carbajal, que lleva viviendo en uno de los chalés de Covadonga desde hace nueve años. A ella, eso de encontrarse con algún conductor perdido, también le ha ocurrido alguna vez. "Hace poco me pasó con una familia, creo que eran andaluces. Se pararon para preguntarme que dónde podían parar a comer antes de subir a Los Lagos y, por supuesto, les tuve que dar la mala noticia para que se fueran por otro lado", afirma en tono de broma.

A la entrada del pueblo, circulando desde Oviedo por la carretera de San Esteban de las Cruces, un cartel indica que el conductor ha llegado a Covadonga (a la del municipio). El pueblo está formado por algunas casas de antigua construcción, que aún se mantienen de la época en la que la zona era "un mar de praos", y cuenta con al menos una decena de chalés con grandes fincas. Se trata de una zona apetecible para vivir tranquilo a un paso de la ciudad. En la marquesina del autobús también pone Covadonga, pero poco más. "No entiendo cómo pueden confundirse. Eso es todo por hacerle caso a esos aparatos, lo mejor es preguntar a la gente antes de ponerse a hacer kilómetros con el coche", sostiene Hernán Mortera, un vecino de Tudela Veguín que conoce el pueblo desde hace muchos años y ayer se encontraba paseando por su entorno. "Yo creo que lo que más confunde es lo del santuario. Pondrán eso en el GPS y como aquí también hay uno, aunque sea pequeñito, a lo mejor les trae por esta carretera", sentencia.

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