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El traje nuevo de doña Ana Ozores

La guía de las visitas clarinianas estrena un nuevo vestido en tonos mostaza y azules, más fiel a la moda del XIX que el anterior

Ana Belén León con el nuevo vestido de Regenta y Andrea Holland, con el antiguo, posan en la plaza de la Catedral junto a la estatua que recuerda al personaje de Clarín. RUBÉN VEGA

Por la heroica ciudad que Clarín describió en "La Regenta", pasea durante todo el verano Ana Belén León, encarnando a Doña Ana Ozores. Y así lleva haciéndolo desde hace tres años. La novedad reside en que ya no lo hace con el vestido malva y paraguas negro al que tenía acostumbrados a turistas y ovetenses. La Regenta ha estrenado esta semana nuevo atavío, en tonos mostaza y azules, sin paraguas, con sombrero y, por supuesto, con guantes. Porque así lo exigía el protocolo de la época. Este nuevo vestido de Ana Ozores se ha basado en periódicos antiguos del año 1800, a diferencia de los anteriores ropajes, que estaban inspirados en la escultura de Mauro Álvarez Fernández, situada en la Plaza de la Catedral. La moda del siglo XIX reclamaba muchos adornos, lazos y puntilla. Todo muy barroco y recargado. Existe una diferencia entre la realidad de la época y el vestido que se pasea estos días por la capital: los vestidos que durante el día vestía la Regenta no llevaban escote, ésos quedaban reservados para la noche.

El vestido nuevo de la Regenta está compuesto de un polisón, que es una almohadilla que se ata a la cintura y se coloca sobre la zona lumbar debajo de una falda larga para ahuecarla por detrás. También sirve para crear una pequeña cola. El cuerpo va encorsetado. Los guantes, un bolso y un sombrero completan su indumentaria.

Entre sacar patrones, combinar colores que sirvieran para verano e invierno, hacer la falda, con su volante inferior y, también, la sobrefalda con puntillas y volantes, con todos los adornos y lazadas, se tardó un tiempo aproximado de un mes.

Esta semana ha sido especial para la visita guiada "Ruta Clariniana por el Oviedo renacentista y modernista con la Regenta" ya que, como la ocasión lo merecía, han sido dos Regentas las que acompañaron a los visitantes por su recorrido. León, portaba el vestido nuevo, pero para que se vieran las diferencias entre uno y otro, Andrea Holland vestía el antiguo. Junto con Virginia Darias, guía turística oficial, han recreado para los turistas cómo era Vetusta, la ciudad que surgió en la mente de Leopoldo Alas Clarín, tomando como inspiración Oviedo. Desde la Catedral se han dirigido por distintos puntos del centro de la capital que aparecen en la novela: la Catedral del Salvador, el Casino, la Audiencia donde trabajaba el Regente, la Plaza Porlier, el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, La Escandalera y el Campo San Francisco, donde Doña Ana solía pasear, siempre acompañada. Esta es una manera original y teatralizada de mostrar la ciudad en la que la Regenta se sentía secuestrada. La ciudad y la sociedad del momento, así como los tres hombres en la vida de Ana: don Víctor Quintanar, don Álvaro Mesía y don Fermín De Pas.

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