El Cristo-Buenavista, un barrio explicado en "matrioskas" -la muñeca rusa que dentro tiene muchas más- gracias al ingenioso trabajo de un grupo de alumnos del CP Buenavista II, que realizaron maquetas de los edificios más representativos de la zona alta de Oviedo. Pero eso sí, con una peculiaridad. Se van desmontando y aparece lo que a lo largo del tiempo había debajo. Y eso sí, todas ellas lo realizaron con material reciclable.

Tal vez el ejemplo más llamativo es el del palacio de Calatrava. Se levanta y aparece el antiguo Carlos Tartiere, después se levanta el antiguo campo de fútbol y... ¿Qué aparece? Un gran prado, como era casi toda esta zona de la ciudad en la primera mitad del siglo pasado.

Pero esta curiosa iniciativa es una más del proyecto "Orgullo de barrio" del área de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Oviedo. En esta ocasión lo que se trata es de recuperar la historia y la esencia de la parte alta de Oviedo en imágenes, maquetas y también con representaciones teatrales. Un resumen del barrio que se puede ver en el Centro Social del Cristo II, en la calle Burriana.

Alejandro García es el dinamizador de este proyecto municipal que, en esta ocasión, quiso dar un paso más porque entiende "que la historia de un barrio no sólo se escribe con una secuencia cronológica, sino también con testimonios de las personas que en su momento fueron protagonistas de su historia humana".

Anécdotas hay un montón, como la de la boda en la que un hermano de la novia le prestó su bar para celebrar el convite y la fabada del banquete la tuvieron que llevar en una carretilla. Estas y otras historias se pueden leer en un cuidado folleto que lleva como título "Relatos de historias reales o posible del Cristo-Buenavista", que incluye nueve narraciones llenas de ternura y de anécdotas singulares.

La ceremonia de los cortejos, la apertura del Hospital General en 1961, que dio trabajo a limpiadoras zamoranas, celadores de Valladolid, enfermeras gaditanas y médicos de toda España, forman también por derecho propio de la historia humana de este barrio. Y junto al Hospital General fueron aparecieron pequeños de negocios de hostelería para atender a los familiares que llegaban de toda Asturias a ver a sus enfermos.

Establecimientos que aprovechaban el tirón de las corridas de toros en las tardes dominicales en el coso de Buenavista, a donde los taurinos llegaban en un viejo tranvía que subía como podía por la calle Fuertes Acevedo.

En resumen, un barrio lleno de historias humanas que merece la pena conocer y disfrutar.