Los "chalecos amarillos", las prendas reflectantes que simbolizan la revuelta social que tiene a Francia patas arriba, ya están en Oviedo. Jóvenes ataviados con los petos de seguridad que se usan en los coches, al estilo de los que batallan a diario en el país vecino contra las políticas del presidente Emmanuel Macron, sembraron el caos la tarde del pasado sábado en las calles del Antiguo. Los testigos aseguran que iban con la cara cubierta, algunos con pasamontañas, y que en menos de una hora llegaron a provocar varios altercados en el casco viejo. Las mismas fuentes denuncian que insultaron a varios ciudadanos, que amenazaron a otros y que causaron daños en el mobiliario. La Policía Local logró detener a uno de los participantes, que está acusado por un delito de desórdenes públicos.

Según explicaron ayer fuentes policiales, los altercados fueron cosa de "cinco o seis individuos" que se pasearon por el Antiguo "rompiendo mobiliario urbano, insultando y amenazando a los transeúntes". Las mismas fuentes sostienen que los jóvenes "son de aquí, es decir, asturianos" y que su edad oscila "entre los 20 y los 30 años".

Alrededor de las seis y media de la tarde del sábado, los teléfonos de la Policía Local de Oviedo comenzaron a echar humo. Decenas de vecinos de la zona y de ovetenses que estaban disfrutando del fin de semana por el Antiguo llamaban por el mismo motivo: un grupo de jóvenes de amarillo estaba campando a sus anchas por el casco viejo de la ciudad. "Subieron por la calle Oscura montando jaleo, rompiendo papeleras e insultando a la gente que paseaba", señalan algunos de los testigos presenciales.

La primera patrulla policial que se desplazó al Antiguo se los encontró frente a frente en la calle Fruela. Los jóvenes, que también estuvieron por la zona del Campillín, "echaron a correr" para tratar de eludir a los agentes, aunque uno de ellos fue detenido por la Policía Local durante la huida y conducido a la Comisaría de la Nacional.

Los agentes registraron en el atestado que el detenido se negó a identificarse en la calle y que tuvieron que conducirlo a la Comisaría para conocer su identidad, que a última hora de ayer no había trascendido. Los ovetenses que vivieron en directo lo ocurrido aseguran que algunos de los jóvenes que lograron huir "llegaron por un momento a hacerles frente a los agentes".

El movimiento de los "chalecos amarillos" va tomando forma en la región. A través de las redes sociales, los seguidores asturianos del movimiento generado en Francia habían convocado para el sábado concentraciones en Oviedo, Gijón y Avilés. En este último emplazamiento fue donde más personas se reunieron, llegando a cortar por un tiempo uno de los accesos a la ciudad.

"Había unas cincuenta o sesenta personas en Avilés, pero ahora mismo en Asturias seremos unas doscientas. El Principado es una de las comunidades con más presencia de este movimiento", explica Iván M., un "chaleco amarillo" de Gijón que hace de portavoz del movimiento y lo desvincula totalmente de lo ocurrido en Oviedo. "Nosotros no estamos aquí para romper cosas. Somos un movimiento ciudadano pacífico, que sólo reivindica más derechos sociales. No sabíamos nada de lo que pasó en Oviedo hasta que lo vimos en las noticias", afirma Iván M.

Aunque la base del movimiento es "apolítica", el portavoz reconoce que entre los "chalecos amarillos" asturianos hay grupos de extrema izquierda y de extrema derecha. "Son gente que se equivoca e intenta sacar su bandera", dice.

Fuentes conocedoras de lo ocurrido en el Antiguo apuntan a la ultraderecha en el caso concreto de Oviedo.