Conseguir un premio en el concurso de carnaval de La Corredoria sale caro. En algunos casos el precio a pagar son dos meses de intenso trabajo. Ese fue el caso de Jimena del Río, Leyre De la Parte, Alma Álvarez y Candela del Río, cuatro pequeñas de entre tres y nueve años que ejecutaron casi a la perfección una puesta en escena vestidas de calabazas y con invernadero incluido que hizo las delicias del jurado y de muchos de los más de 250 participantes en un evento que se celebra en el centro social El Cortijo cada año desde hace un cuarto de siglo. El jurado reconoció el mérito de los vestuarios confeccionados a mano frente a una creciente tendencia a recurrir a las compras por internet a través de portales como Amazon para disfrazar a los pequeños.

La entusiasta inspiración de madres y padres como Mila Álvarez fueron el punto de partida. "Vimos el disfraz durante una visita a Disneylandia y lo reprodujimos a base de papel y cola durante 60 días de trabajo", señala la progenitora, quién además del vestuario participó de manera decisiva en los preparativos de la coreografía de "Thriller" de Michael Jackson con la que las pequeñas calabazas mandaron un mensaje para concienciar sobre el cambio climático.

Otros fueron algo menos laboriosos, pero más exitosos en el poder de convocatoria. Fue el caso de la docena de niños del colegio Carmen Ruiz-Tilve cuyos padres se pusieron de acuerdo para convertirlos en un gran séquito veneciano, con sus máscaras y gorros de arlequín incluidos. "Nos reunimos un par de tardes y logramos sacar los disfraces adelante", explicó la madre Montse Hevia.

Una pasada

Muchos participantes justificaron el éxito de la iniciativa en el gran empeño puesto por la organización, a cargo de la Asociación Libre de Mujeres de La Corredoria con colaboración municipal y otros colectivos como la asociación de vecinos de San Juan. "Venimos todos los años porque es una pasada", indicó el padre Ignacio Martínez, que en esta ocasión acudió con sus dos hijos y otro niño invitado venido desde Salas.

Mientras los niños iban pasando por el escenario para ser evaluados por el jurado de los concursos divididos en tres categorías por edad y otra de grupos, las mujeres de la organización dedicaban sus esfuerzos en preparar y repartir los 150 litros de chocolate caliente preparado para la ocasión. "Llevamos ya 25 años haciéndolo de buena gana porque la gente responde", declaró, batidora en mano, la presidenta del colectivo, Tere Ruiz, acompañada para la ocasión por su hermana Mari Carmen.

Para la máxima responsable de la asociación el poder de convocatoria del evento se fundamenta en los premios repartidos. "Damos tres medallas a los primeros de categoría y un pequeño regalo en forma de revoltijo o algo similar para todos los que se apuntan", relata la presidenta, cuyo único, pero es el avance de la ropa comprada frente a los trajes caseros de toda la vida. "Cada vez hay más gente que prefiere tirar de cartera que preparase el traje, pero hay padres que tienen mucho mérito y lo hacen todo a mano", explica en relación al auge de las compras por internet.

En cuanto a temáticas hubo para todos los públicos. Los superhéroes demostraron estar plenamente vigentes, pues en todos los rincones podían identificares personajes como Spiderman, Superman o Mario Bros. No obstante, también hubo hueco para disfraces de lo más moderno. "Nos encanta la serie de la Casa de Papel y decidimos copiar sus disfraces", señalaron cuatro adolescentes que por su cuenta se hicieron con la vestimenta totalmente roja de los protagonistas de la ficción, máscaras y metralletas.

Si bien el público infantil era el principal objetivo, es cierto que muchos progenitores, sobre todo madres, se sumaron a la iniciativa. "Hay participantes de cero a cien años", comentaba con humor una de las organizadoras en relación a la asistencia de varios bebes con apenas unos meses de edad que seguramente, al igual que ocurrió con muchos de los asistentes de ayer, volverán a disfrutar de esta ya clásica cita del carnaval en el barrio más populoso de Oviedo.