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"Flipé al descubrir que me dejó tirado", dice el atropellado en Muñoz Degraín

Rafael García, de 19 años, inicia el lunes una intensa rehabilitación para evitar el quirófano: "Quiero recuperarme, el deporte es mi vida"

La entrada al bloque de viviendas donde reside Rafael García y el tramo de calle donde fue atropellado el 12 de octubre. LNE

"Tengo que reconocer que flipé cuando me enteré de que alguien me había atropellado y me dejó tirado; prefiero no verle nunca". Totalmente lúcido, con la memoria parcialmente recuperada y con muchas ganas de iniciar los ejercicios para tratar de recuperar una rodilla que llegó a darse por perdida, así recibió ayer en su casa a LA NUEVA ESPAÑA Rafael García, el joven de 19 años atropellado en la madrugada del pasado 12 de octubre a la altura del número 17 de la calle Muñoz Degraín, justo a la puerta de su casa, tras pasar una noche en compañía de su grupo de amigos. Nada se sabe de quién se lo llevó por delante. La Policía aún busca.

En un sofá, con la pierna izquierda en alto, un collarín y un importante golpe en la parte izquierda de la cara, Rafa, como le conocen sus amigos, explica que gracias al último diagnóstico del traumatólogo Mikel Sánchez está esperanzado en volver a practicar deporte, la gran pasión de su vida. Veinte días después de ser arrollado por el vehículo de un conductor que continúa desaparecido tras darse a la fuga, accede a recibir a este diario con una única condición: "No quiero fotos de momento, prefiero que la gente me vea recuperado y no con todos estos golpes".

Un fuerte golpe en la cara, la rotura del omóplato izquierdo, golpes en las costillas y daños en un pulmón de los que ha recibido el alta esta misma semana son el parte de daños a los que el joven apenas da importancia. Su principal preocupación es una rodilla cuyos daños podrían obligarle a pasar por quirófano. En un principio, el personal del HUCA llegó a plantearle la necesidad de dos intervenciones. Después de más pruebas y la consulta a Mikel Sánchez parece que los daños son menores de lo esperado, pero aun así precisará de un intenso tratamiento. Rafa comenzará este mismo lunes una rehabilitación de "duros ejercicios" para intentar que la herida provocada en la rodilla cicatrice. "Al parecer, el personal de la ambulancia le encajó la rodilla que se le había salido in situ y eso resultó positivo", celebra el padre del joven, el notario langreano Rafael García Ortiz.

Los propios sanitarios reconocieron la fortaleza de Rafa nada más recibirlo en el HUCA. "Dicen que su fortaleza física fue clave para no sufrir roturas en las vértebras con el mismo golpe que le rompió el omóplato", relata el padre, mientras el hijo explica con modestia su amor por el deporte. "Solía ir todos los días al gimnasio, el deporte es mi pasión", dice el exjugador del Masaveu y también amante del atletismo, quien decidió llevar dicha pasión a sus estudios. "Quería acabar este año el ciclo de Deportes que estaba haciendo en Gijón, pero ahora lo tengo imposible", lamenta con decepción, anunciando que no perderá el tiempo. "Ahora aprovecharé para sacar alguna formación, aunque sea a distancia, y cuando me recupere volveré con más fuerza", apunta en tono optimista.

Sin recuerdos

La víctima del atropello afronta el proceso de recuperación mientras el caso sigue sin resolver. La investigación se encuentra estancada y la Policía Local ha tratado sin éxito de recabar algún testimonio del atropellado. "Me acuerdo de alguna cosa de la noche, pero nada del atropello", indica, para luego señalar que su primer recuerdo fue cuando se despertó tras dos días sedado y le preguntó a su padre dónde estaba. "Cuando me contaron lo que había pasado no daba crédito", explica, sintiéndose afortunado de seguir vivo. "Al fin y al cabo tuve suerte de poder contarlo y tampoco tuve grandes dolores", indica desde el sofá de su salón.

La familia considera también clave para su recuperación las grandes muestras de ánimo recibidas durante todos estos días. "Los críos del Masaveu se han volcado y sus amigos del fútbol han pasado a verle y animarle", explica el padre, mientras Rafa lamenta no recordar alguna de las visitas recibidas durante los primeros días. "No me puedo quejar porque he estado muy arropado", indica el mayor de tres hermanos muy queridos en el equipo de fútbol del Masaveu.

De momento, García combate el aburrimiento "viendo la tele y jugando a la Play", si bien sus planes más inmediatos pasan por ponerse manos a la obra en el gimnasio. "Tengo ganas de hacer la rehabilitación porque al fin y al cabo será parecido a ir al gimnasio", apunta un joven que halló en el doctor Mikel Sánchez un ángel de la guarda inesperado. "Está considerado una eminencia y conseguimos acceder a él porque una tía de Rafa es amiga del socio principal del doctor", relata Rafael García padre, eternamente agradecido por la rápida disposición del experto. "Analizó su caso un domingo a las siete de la mañana, eso lo dice todo", sentencia.

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