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Pablo de María Director de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO)

“En SACO tratamos siempre de ir un poco más allá y mezclar el cine con otras artes”

“El programa está diseñado para no abrumar: se puede ver todo poco a poco, y a última hora habrá un punto de encuentro para el debate”

Pablo de María. Irma Collín

Pablo de María es el director artístico de los ciclos Radar y de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo (SACO), cuya octava edición comienza este viernes.

–Octavo SACO ya, ¿qué proponen al público en esta edición?

–Presentamos una programación que continúa ahondando en propuestas que orbitan alrededor del audiovisual, con videoinstalaciones, charlas, talleres, exposiciones, cine-conciertos y experiencias que complementan o enriquecen el visionado tradicional de una película en sala. La programación regular de películas se ha trasladado a los ciclos Radar, y con SACO tratamos más de plantear un juego, de experimentar y generar propuestas diferentes.

–Refuerzan la apuesta por los cine-conciertos, que serán un total de nueve. ¿Es una vía de acceso a nuevos públicos?

–En estos años hemos programado 23 cine-conciertos, muchos de ellos de creación propia. Este año alcanzamos la cifra de nueve porque tres son de cine familiar, lo que efectivamente refuerza un poco la preocupación que tenemos por trabajar con nuevos públicos. Pero este tipo de iniciativas nos permiten ir un paso más allá, porque lo que SACO propone siempre es ir un paso más allá. Por ejemplo, si solo quisiéramos proyectar “Nanuk” lo haríamos en Radar, pero al integrar la proyección en un cine-concierto de creación propia, con música de un grupo de artistas asturianos, damos un valor añadido al cinematográfico. Iniciativas como los cine-conciertos o nuestras exposiciones nos permiten colaborar con artistas sin un perfil cinematográfico, como pasa este año con Hugo Fontela, Ángeles Caso y Rodrigo Cuevas, que se acercan al audiovisual a través de su participación en “Plano sonoro”.

–Precisamente inauguran con un cine-concierto, un homenaje a la generación del 27 a cargo de “Lagartija Nick”. ¿Qué puede esperar el público?

–Es un espectáculo en el que se mezcla música y cine, con proyecciones que recoge el espíritu del 27, con referencias a Val del Omar, Buñuel, Lorca... el grupo ha creado una propuesta potente y sólida en la que la poesía, la música y el cine se mezclan para homenajear a esa generación. Resulta además muy sorprendente, e incluye también algún guiño a ese disco fabuloso que es “Omega”, un hito en la música para muchas personas. Creo que es una propuesta perfecta para abrir SACO, porque define mucho lo que es el espíritu de la muestra y nuestra propuesta de mezclar el cine con otras artes.

–Recuperan el programa didáctico tras el hiato motivado por la pandemia. ¿Cómo lo afrontan?

–Estamos muy contentos, porque fue muy frustrante tener que renunciar a estas sesiones didácticas con colegios e institutos por la pandemia. Afortunadamente lo hemos recuperado y algo más de 7.500 alumnos de centros educativos de Oviedo asistirán este año a distintas sesiones. La respuesta que tienen en las sesiones es maravillosa, y porque además estamos generando nuevo público: son los espectadores del futuro, es importante que acudan a las salas y sigan manteniendo viva la llama del cine.

–“SACO Salvaje”. Suena bien...

–Esto es otra cosa que nos paró la pandemia. En algún momento habíamos hecho alguna fiesta, y esto pretende un poco ser un punto de encuentro. El programa está diseñado para no abrumar al espectador, se puede ver todo, poco a poco, y lo que proponemos es que los fines de semana, a última hora, se pasen por La Salvaje a tomar algo y comentar la programación. Trata de ser un punto de encuentro entre el público y los invitados.

–¿Y de qué va “Asfixia a SACO”?

–Esto nace de una película corta, “Asfixia”, de Asur Fuentes con textos de Carlos Barral. Teníamos la propuesta inicial de incluirlo en el programa y, como nos gusta retorcer un poco las cosas y darles una dimensión inesperada, les propusimos que generaran algo más performativo, un pequeño espectáculo de 25 o 30 minutos, que trascendiera la pantalla con el público presente y ellos interactuando. Todo en un nuevo espacio, en el número 11 de la calle San Antonio, en el casco antiguo. Es una de las actividades más sorprendentes del programa.

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