Las empresas de Oviedo: pequeñas, de servicios y viables, pero sin relevo generacional

Solo un 25% de compañías de la capital tiene preparada la sucesión, pese a que la edad media del empresario es de 57 años, según un estudio

Instalaciones del espacio del talud de la Ería

Instalaciones del espacio del talud de la Ería / Pablo Solares

José Luis Salinas

José Luis Salinas

Las empresas de Oviedo tienen unas bases sólidas. La inmensa mayoría se dedican al versátil sector de los servicios –que les permite adaptarse rápidamente en tiempos de turbulencias económicas–; abunda la pequeña y mediana empresa; la inmensa mayoría ha superado la veintena; están en la flor de la vida, muy pocas peinan canas –no son muchas de las que pasan de la cuarentena–; y son solventes. Pero hay un punto débil. Muy pocas tienen preparado el relevo generacional. Solo el 25% lo tienen listo. Es decir, cuando los actuales gestores se jubilen, la empresa se acabó. Eso explica, en gran medida, los elevados índices de muerte empresarial que hay en un municipio tan dinámico desde el punto de vista económico como Oviedo.

Esas conclusiones figuran en un estudio que lleva un tiempo preparando la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) en colaboración con el Ayuntamiento de Oviedo –a través del programa Oviedo Emprende– y la compañía Cepa Soluciones. "Las grandes compañías sí que tienen preparado su relevo, pero no las más pequeñas", asegura Tania Menéndez, una de las autoras del informe. Y en la capital lo que abundan son las pequeñitas, que suponen el 81% de la demografía empresarial ovetense. "Nos llama la atención que preguntamos por la viabilidad del negocio y la respuesta mayoritaria era que eran rentables, pero aun así no hay viabilidad a futuro por la falta de relevo", asegura. No solo eso, tampoco hay cultura de venta. Los propietarios ni se plantean dejar su empresa en otras manos cuando ésta llegue al final de su vida. "La mayoría ni lo tiene en mente", asegura Lucía Manso, otra de las autoras.

"Les preguntábamos qué era lo que iban a hacer en el momento de la jubilación y la respuesta siempre solía ser la misma, que no tenían ni idea", asegura Manso. Otro dato llamativo del estudio es que el 86% de las compañías de la capital son familiares. La inmensa mayoría. Y estas tampoco tienen bien atada la cuestión del relevo generacional. "También nos sorprendió que muchas de ellas tenían a familiares dentro del propio negocio, pero estos familiares no van a continuar con la empresa", apunta Menéndez.

La edad media de los empresarios de primera generación es de 57 años. Otra cifra para la alarma. Eso supone que en solo unos pocos años, en menos de diez, muchos de ellos van a ir jubilándose. La edad baja en las compañías que están en su segunda generación, hasta los 43 años. "Los números llaman la atención", apunta Menéndez. Un 91% de las compañías que participaron en el estudio (332) aseguraban que eran rentables; y el 21% reconocían estar enmarcadas dentro de un sector de actividad que tenía buenas perspectivas de crecimiento.

Lucía Manso, Pablo García y Tania Menéndez, comentando el estudio en el talud de La Ería. | J. L. Salinas

Lucía Manso, Pablo García y Tania Menéndez, comentando el estudio en el talud de La Ería. | J. L. Salinas / José Luis Salinas

En Oviedo solo hay un 25% de compañías que tienen medidas para garantizar el relevo generacional. "Vemos que existe un problema con lo que ahora se trataría de intentar buscar soluciones", apunta Menéndez. Eso quedaría para una segunda fase de este proyecto que supondría poner en contacto a empresarios que están llegando al fin de su vida empresarial con jóvenes con ganas de tener un negocio en propiedad. "Ahora tenemos que ver si el Ayuntamiento le ve proyección a continuar con el proyecto, que yo creo que sí", asegura Pablo García, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), "la idea es hacer una página web o hacer consultorías individuales".

Y argumenta: "en el estudio ya partíamos de negocios que tenían un determinado nivel de deuda, que por lo tanto eran viables, que tenían trabajadores y que, por lo tanto, era importante que no los dejáramos morir". Pero, una vez hecha la encuesta, hay muchos a los que solo les queda el camino del cierre porque no hay quien tome las riendas. Cada vez que un negocio echa la persiana mengua la capacidad económica de las ciudades.

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