Faltan recursos para frenar los suicidios, dicen los expertos, tras la muerte de las gemelas rusas Alexandra y Anastasia

Los años 90 del siglo pasado, los peores de la región en suicidios, también de jóvenes

Los años 90 del siglo pasado, los peores de la región en suicidios, también de jóvenes

J. L. S.

La muerte de las gemelas rusas Alexandra y Anastasia ha reabierto el debate sobre cómo parar los suicidios, que desde la pandemia afectan como una plaga a los más jóvenes. La voz la alzó ayer el Consejo General de Colegios de Educadores y el Colegio Profesional de Educación Social del Principado, entidad que incidió en la necesidad de proporcionar un mayor "bienestar emocional a nuestros niños y adolescentes para evitar estas situaciones". Citaron el caso de las dos hermanas de La Ería, el de la joven que falleció hace unas semanas en Gijón tras años sufriendo acoso escolar, y el de las dos mellizas de Sallente (en Barcelona) del pasado febrero. La reflexión la apoyan reconocidos profesionales del mundo de la psicología y la psiquiatría. Por ejemplo, el psiquiatra asturiano Juan José Jambrina. Asegura que es necesario enseñar a los más jóvenes a vivir en la incertidumbre y a lidiar con las frustraciones. A los doce años, la edad que tenían las dos gemelas rusas, el cerebro está en plena maduración, también moral.

Los dos colegios de educadores sociales (el nacional y el asturiano) firman un comunicado en el que aseguran que "las conductas suicidas constituyen un gravísimo problema de salud pública que debemos abordar de manera integral". Y apelando a las palabras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su definición de lo que es la salud (en la que se incluye un bienestar físico, mental y social), estos profesionales entienden que se está "desamparando a niños sin ofrecerles el espacio de seguridad y de confianza en el que construir, desde la acción socioeducativa, a la persona, para que pueda afrontar el devenir de la vida que durante la etapa infanto-juvenil, determinan en gran medida la persona adulta en la que nos convertimos".

Juan José Jambrina asegura además que hay que poner coto al uso de las redes sociales entre los adolescentes. "Esas edades son de un cambio grande y los valores que se aprenden en la escuela son importantes, pero también lo es lo que se conoce como el curriculum oculto, que es el que da la familia", señala. Los educadores sociales están convencidos de que esos "espacios seguros de convivencia" permitirían reducir la tasa de suicidios en adolescentes y jóvenes.

En la arena de este debate han entrado también los partidos políticos aprovechando la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas. Prometen redoblar los esfuerzos para dotar a los medios públicos de más profesionales para mejorar la salud mental de la población, ahora quebradiza.

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