Seis "fichajes" para la Iglesia asturiana

"Estamos tan nerviosos como si nos fuéramos a casar", dicen con humor los seis diáconos de entre 25 y 72 años que se ordenan el domingo

Por la izquierda, Steven Rivas, José Javier Alumbreros (detrás), Jesús del Riego, José María Sauras, Andrés Camilio Cardozo y Sergio Martínez, ayer, en la puerta principal del Seminario Metropolitano. | David Cabo

Por la izquierda, Steven Rivas, José Javier Alumbreros (detrás), Jesús del Riego, José María Sauras, Andrés Camilio Cardozo y Sergio Martínez, ayer, en la puerta principal del Seminario Metropolitano. | David Cabo / Lucas Blanco

"Estamos tan nerviosos como si nos fuéramos a casar". Con comentarios jocosos como estos aguardan al domingo lo seis diáconos permanentes que serán ordenados a partir de las 18.00 horas en una celebración presidida por el arzobispo, Jesús Sanz Montes, en la Catedral. La media docena de nuevos curas de la Iglesia Asturiana tienen entre 25 y 72 años y unas vidas marcadas por la vocación de servir a Dios y a su esposa. "El reto que tenemos es volver a mostrar a todos el rostro del Señor", explicó el joven Jesús del Riego, uno de los futuros sacerdotes, a modo de portavoz, en un encuentro celebrado este jueves en las instalaciones de Prao Picón.

La vocación más llamativa es la de José María Sauras, un madrileño de 72 años, asturiano de adopción, tras pasar la mayoría de sus 45 años de Policía Nacional destinado en la capital asturiana. "Desde el mismo momento en que falleció mi mujer en 2020 una voz me decía que tenía que ordenarme", indicó este abuelo de dos nietas y padre de tres hijos, que suelen bromear con la nueva faceta del progenitor. "Ahora todos te llamarán padre", le dicen.

Andrés Cardozo tiene 31 años y es natural de Colombia, pero en 2016 se trasladó a Asturias para acabar sus estudios teológicos. Afronta la ordenación con "mucha ilusión, porque esto vale la vida", a pesar de que sus padres no podrán viajar a presenciarlo en vivo. "Hijo, no dejes de ordenarte; más adelante nos veremos", le dijo entre lágrimas su madre, la cual está en su país de origen esperando un trasplante de corazón en compañía de su padre y sus hermanos. "Les dije a todos que se quedasen acompañándola", explicó.

Su compatriota Steven Rivas, que lleva afincado en Gijón desde los ocho años, encontró la vocación siendo todavía un niño. "Con diez años ya dije al párroco Adolfo Mariño que tenía inquietud por ser sacerdote", confiesa.

Por su parte, Alfonso López, ovetense de 47 años que enfocó su vida hacia el sacerdocio tras años trabajando en una empresa familiar de muebles, se encomendó al altísimo para desarrollar con éxito su labor sacerdotal. "Confío en la ayuda de Dios para esta aventura que inicio de manera inesperada a estas alturas de la vida", apuntó el religioso, que el día 8 de junio oficiará su primera misa en San Juan el Real.

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