Ribera de Arriba, escenario de un proyecto piloto de restauración medioambiental

La iniciativa, en una primera actuación, tratará de acabar con las inundaciones en La Llosa

Nieves Roqueñí (segunda por la izquierda) y Tomás Fernández (a su lado, de blanco), con técnicos y otros ediles de la Corporación de Ribera de Arriba, ayer, en La Llosa. | G. P. A.

Nieves Roqueñí (segunda por la izquierda) y Tomás Fernández (a su lado, de blanco), con técnicos y otros ediles de la Corporación de Ribera de Arriba, ayer, en La Llosa. | G. P. A. / F. Torre

Franco Torre

Franco Torre

Ribera de Arriba será objeto de un proyecto piloto de restauración medioambiental, ejecutado por la Consejería de Medio Ambiente en el marco del pacto de Alcaldías de la Unión Europea. La actuación se centrará en el barrio de La Llosa, una zona que tiene problemas sistemáticos de inundaciones, que se tratarán de paliar a través de mecanismos basados en la naturaleza.

El proyecto fue presentado ayer por la viceconsejera de Medio Ambiente y Cambio Climático, Nieves Roqueñí, y por el alcalde de Ribera de Arriba, Tomás Fernández, durante una visita a la zona.

Roqueñí precisó que el proyecto surge de una asistencia técnica de la Comisión Europea en materia de cambio climático dirigida a alcaldes y ayuntamientos. Según explicó, el Principado ha trabajado con los dos expertos asignados a la región por la Comisión Europea para definir las posibles líneas de intervención, y se estudia operar sobre una zona costera y dos emplazamientos de interior con sendos proyectos piloto. El primero de estos emplazamientos es precisamente el barrio de La Llosa, que se pretende hacer «más resiliente» ante los efectos del cambio climático.

«Aquí tenemos un problema relacionado con la cercanía del río. Tenemos avenidas por fuertes lluvias con afección a sótanos y parcelas. Intentamos de alguna forma reverdecer los barrios, que sean más resilientes e incorporando elementos como pueden ser los drenajes sostenibles en los aparcamientos, sustituir hormigón por soluciones más blandas que permitan una cierta infiltración por agua de lluvia», explicó Roqueñí. La naturaleza del problema, abundó, es que por efecto del cambio climático, la intensidad de la lluvia es mayor que antes. «No es que haya más lluvia, pero sí que la frecuencia de lluvia cambia: hay más días sin lluvia y, cuando llueve, lo hace más intensamente». Una circunstancia que deja a la red de alcantarillado sin capacidad para evacuar ese volumen de agua de lluvia. «Intentamos adaptarnos a estas nuevas situaciones con estos proyectos pilotos, y este es un buen sitio», remarcó Roqueñí, que avanzó que el proyecto sale ahora a licitación y se primarán las soluciones naturales.