El "suplicio" de los vecinos de un conflictivo pub de Oviedo: "Pasamos miedo en nuestra propia casa"

Los residentes de Luis Braille piden mano dura contra el local: "Si lo cierran, ganamos todos"

La zona de la calle Luis Braille en la que tienen lugar los incidentes cada fin de semana. | LNE

La zona de la calle Luis Braille en la que tienen lugar los incidentes cada fin de semana. | LNE / Lucas Blanco

Vivir en la calle Luis Braille "es un suplicio" los fines de semana. Así de rotundos se muestran residentes de varios portales aledaños a un pub nocturno consultados por LA NUEVA ESPAÑA a raíz de las constantes quejas y llamadas a la policía que tienen como nexo común dicho local. "El caos que se forma es tal que pasamos miedo hasta en nuestras propias casas", denuncia una vecina que se dice harta de soportar "peleas, vomitadas, cagadas y borrachos sentados en los portales". Los afectados aseguran que, a su juicio, solo hay una solución posible. "Si lo cierran, ganamos todos", afirman.

Los problemas no son nuevos en esta zona. El pasado mes de marzo fue uno de los locales elegidos para una macrorredada conjunta de Policía Local y Nacional. El objetivo del operativo era inspeccionar un establecimiento en torno al que las continuas peleas e incidentes traen a los vecinos de la zona por la calle de la amargura.

En el local estaba funcionando la música amplificada bien avanzada la mañana, se echaron en falta carteles de prohibida la venta de alcohol a menores, y según los informes policiales había gente consumiendo droga con total normalidad y conocimiento de los titulares del establecimiento. Dos de los clientes fueron arrestados por encontrarse en situación irregular en España, y un tercero fue detenido por enfrentarse a los agentes participantes en el operativo.

El negocio siguió funcionando. Sus titulares colocaron carteles de prohibida la venta de alcohol a menores y otro letrero que dice "prohibido sentarse en los portales". A pesar de todo, los problemas continuaron, si bien es cierto que el foco está más bien en el comportamiento incívico de los clientes que de los propios responsables del negocio. "Todo son voces, unas peleas brutales y ruidos que nos desvelan todo el fin de semana", indica un vecino, haciendo hincapié en los horarios eternos de atención al público en el negocio. "Al final están abiertos toda la noche y las fiestas se alargan hasta la una de la tarde del día siguiente", comentan.

Son en esas horas centrales de la mañana cuando el ambiente más se caldea. El paso vecinal por los portales se ve bloqueado por gente fumando, dando voces y en algunos casos extremos increpando a los residentes. "Van tan colocados que alguno se pone chulo y tratan de buscar líos", sostienen los damnificados, quienes dicen tener historias desagradables como para escribir uno o más libros. "No es ni medio normal que nos encontremos heces humanas en medio del portal, ni que esté todo lleno de colillas de porros", comenta indignada otra vecina.

El problema es conocido por las autoridades, pero pillar a los titulares del negocio en un renuncio no es tan sencillo. Afirman los vecinos que las puertas se suelen abrir y cerrar en varias ocasiones a lo largo de la noche para despistar los controles horarios por parte de la Policía Local. Del mismo modo, los titulares cuentan con las preceptivas licencias para abrir tanto en horario nocturno como matinal.

Una muestra de la consciencia que tienen las administraciones de la problemática es la continua presencia policial durante los fines de semana. "Todavía vino la policía el pasado fin de semana, pero poco pudieron hacer más que asustarles un poco", relata una mujer residente en la misma calle.

Los espectáculos, "en el mal sentido de la palabra", son constantes, según cuentan. Una imagen muy habitual es la de ver a primera hora de la mañana a muchos vecinos asomados a sus ventanas viendo cómo se desarrolla una pelea o cómo las fuerzas del orden intervienen en la calle para sofocar algunos altercados.

Escenas violentas

Sin embargo, dichas escenas violentas que acaparan tanta expectación no son plato de gusto para ningún vecino. "Dormir la mañana viviendo en esta calle es misión imposible", coinciden en esta calle del Milán donde el bullicio es habitual día sí y día también, pero por distintas razones. "Que haya ruido por el trajín de estudiantes por se es soportable, pero ser el ‘after’ de la ciudad hace que vivir aquí se convierta en insoportable".

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