Gran animación en todos los escenarios de ocio del primer domingo navideño en Oviedo

Las familias se vuelcan con el mercadillo y las atracciones del Campo y el Bombé | Selfis sin tregua ante el belén de la plaza de la Catedral

Oviedo huele a Navidad y el ambiente de sus calles lo reafirma. Ayer domingo, dos días después del encendido de luces que dio el pistoletazo de salida a las actividades navideñas, los ovetenses colmaron las calles para disfrutar de la programación de ocio, comercio y restauración que la ciudad ofrece a caballo entre la plaza de la Catedral y el Campo San Francisco. Los comerciantes se muestran satisfechos con la afluencia de gente y los resultados, aunque por ahora no se atreven a anticipar un balance y comparar con otros años porque "aún es muy pronto".

El mercadillo instalado en las plazas de la Catedral y de Porlier y en la calle Eusebio González Abascal fue un hervidero de gente al mediodía. Los paseantes, entre los que había gente de todas las edades, no se resistieron a curiosear en los puestos de artesanía en los que se puede encontrar todo tipo de artículos. Uno de ellos, el más céntrico, lo regenta Paz Mesa, que es "novata" en la feria: es su primer año y "todo es nuevo" para ella. Se muestra "muy contenta y satisfecha" con el funcionamiento de su stand durante estos días. Se dedica a confeccionar bufandas y chales elaborados en telar tradicional que colorea con tintes naturales de abedul, castañas, cebolla e, incluso, de insecto. "Para sacar este color (señala un chal de color granate) utilizo un bicho, la cochinilla". Al molerlo se obtiene un colorante muy empleado en distintas industrias.

Otra artesana que se encuentra "muy a gusto" con el funcionamiento del fin de semana es Cristina Quirós. La comerciante, eso sí, le dedica un pequeño tirón de orejas a la organización: "Nos dicen muy tarde si estás admitido. No puedes avisar la semana antes de que tenemos sitio porque nos exponemos a perder otra feria".

Quirós se dedica a trabajar la resina, produciendo piezas de bisutería. El material es "muy sensible y caprichoso" con el tinte y la temperatura", detalla. Asegura que sus manufacturas están gustando mucho, aunque le parece pronto para comparar las ventas con otras campañas.

Los niños disfrutaron de la pista de hielo y de la recreación de Laponia

El punto de mayor afluencia en la plaza de la Catedral fue el belén, donde la gente se hacía fotos y selfis sin dar tregua a los objetivos de sus cámaras. El puesto de animación infantil aglutinó a padres y niños, formándose grandes colas. Un animador hizo gala de su habilidad con la globoflexia, mientras otros dos se dedicaron al maquillaje con purpurina.

En el Campo San Francisco, los protagonistas fueron los niños, que disfrutaron de variadas atracciones como los hinchables, el tiovivo o el tobogán. "¡Me hice daño en el culo!", exclamó divertido a sus padres el niño Daniel Piera, tras deslizarse y tener una abrupta llegada.

En el Paseo del Bombé, algunas familias disfrutaron de la pista de hielo, y los más pequeños visitaron Laponia y el almacén de los elfos. "Así que quieres el tractor, la cosechadora, el volquete... Pero, a ver, ¿eres bueno y recoges tu cuarto?", le preguntaba Papá Noel a Manuel Fernández, que descansaba en sus rodillas mientras le enumeraba con detalle los regalos que quiere para esta Navidad.

Por último, la zona hostelera de La Herradura vivió un mediodía apacible. "De día tenemos más ambiente fuera y, según va anocheciendo, la gente se mete en la zona cubierta y se anima más", relata Carmen Lamera desde detrás de la barra de uno de los puestos mientras servía una caña.

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