Oleada de cariño en Oviedo para despedir a Paco Gayoso, "un referente como empresario y como persona"

La iglesia de San Juan el Real se queda pequeña en el multitudinario funeral del que fuera dueño durante décadas de la Confitería Rialto

Funeral por Paco Gayoso en la iglesia de San Juan el Real.

Funeral por Paco Gayoso en la iglesia de San Juan el Real. / Irma Collín

La basílica de San Juan el Real se quedó pequeña ayer para albergar el funeral de Paco Gayoso, histórico empresario ovetense fallecido el pasado martes a los 74 años. Varios centenares de personas abarrotaron la iglesia en un funeral sencillo, pero emotivo, el último adiós al que fuera dueño de la confitería Rialto, que será centenaria en 2026. Gayoso fue el impulsor de su dulce más ilustre, las moscovitas, que él convirtió en un fenómeno comercial y hoy se venden por millones en todo el mundo. Los asistentes coincidieron en los prolegómenos del funeral en definir a Gayoso como «un pionero» y «un referente»_para las nuevas generaciones, tanto en el ámbito empresarial, en el que transformó una empresa familiar en una marca de relumbrón fuera de Asturias, como en el personal.

La familia, con los hijos del fallecido, Francisco, actual gerente de Rialto, y Ángela Gayoso a la cabeza, recibieron numerosas muestras de cariño. Les acompañaron en su dolor los nietos del fallecido (Fran, Dani y Lola) y su segunda esposa, Berta Naveiras, a la que deja viuda. Su primera mujer, Marián Carrasco, madre de sus dos hijos y con la que compartió el negocio familiar, falleció en diciembre de 2022 y fue despedida en la misma iglesia de San Juan. Paco Gayoso llevaba nueve años jubilado y dedicó sus últimos tiempos a disfrutar de su familia, una vez traspasado el bastón de mando a su hijo mayor, al que le inculcó durante los 14 años anteriores «la seriedad profesional y el valor de la palabra». 

Amigos, compañeros y rostros conocidos del comercio local se agolparon a la entrada del templo desde media hora antes de la misa. Allí se formaron varios corrillos con los allegados de la familia, donde se recordó con cariño la figura del empresario. Mientras tanto, la cola para firmar en el libro de condolencias también tenía una longitud considerable. En torno a la una de la tarde, llegó el coche fúnebre que trasladaba el féretro y los familiares fueron los últimos en entrar a la iglesia. Desde la primera fila mantuvieron el tipo en un día difícil, pero endulzado por todos los que se acercaron a decirles «lo buen paisano» que era su padre.

 En esa primera fila se colocó también, tras saludar a los hijos del fallecido, el Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, quien ya había ofrecido sus condolencias a la familia en el tanatorio de Los Arenales. Le acompañaba Alfredo García Quintana, concejal de Hostelería y Turismo. Entre la amplia concurrencia al funeral también estuvieron el empresario hotelero Fernando Corral y el peluquero Ramiro Fernández, amigo del fallecido y clientes, además, el uno del otro. Los más rezagados no lograron encontrar sitio en los bancos de San Juan y tuvieron que seguir la homilía de pie.

La misa duró alrededor de tres cuartos de hora y corrió a cargo de Abelardo Bazó Canelón, vicario parroquial de San Juan el Real. Durante la homilía, el cura habló de la Navidad y de sus contradicciones en un mundo en el que «unos vienen y otros se van», pero donde «las buenas personas como Francisco Gayoso permanecerán en los corazones de los que lo conocían» para siempre. El sacerdote también elogió la labor profesional del fallecido: «La Iglesia siempre ha valorado mucho la iniciativa de los empresarios. Son partícipes de que los bienes creados lleguen a más personas». Por otro lado, transmitió sus oraciones para la familia en nombre también del párroco titular de la iglesia, Francisco Javier Suárez e incidió en que pese al dolor, «hay que quedarse con las cosas hermosas que tiene la vida».

Uno de los momentos más emotivos se produjo cuando Ángela Gayoso, hija del empresario, entonó unas emotivas palabras en honor a su padre: «Hoy esa silla está vacía. La persona que la ocupaba lo haría todo por vernos felices y para que no quedase ni un solo recuerdo amargo. La tuya fue una vida de amor y así te recordaremos: con la alegría de entregar todo en un abrazo». Al final de las celebraciones religiosas, muchos de los presentes acompañaron el féretro hasta el vehículo fúnebre, que se encargó de trasladar el cuerpo para su incineración. Una vez incinerado, Gayoso descansará en Luarca, el lugar del que era originaria su familia y donde nació la primera Confitería Rialto a principios del siglo pasado.