La historia de Miguel Gabarri, el guitarrista de la calle que revienta las redes desde Oviedo: "Lo mío es el aire libre"

Los vídeos del artista callejero superan los dos millones de visualizaciones en 15 días y ya ha tenido ofertas laborales gracias a su éxito en internet: "Incluso me han ofrecido un trabajo en el sur"

Miguel Gabarri, el músico callejero de Oviedo que ha hecho viral su versión flamenca de "Santa Bárbara Bendita"

VÍDEO: P. B. / FOTO: Juan Plaza

A tiro de piedra del conservatorio de Oviedo, Miguel Gabarri Hernández despliega su arte con una guitarra que aprendió a tocar de oído. Lleva más de veinte años acudiendo a diario a la calle San Francisco para ganarse la vida por bulerías, dándoles de comer a sus dos hijos a base de limosnas de quienes no pasan de largo al escuchar el flamenco que le arranca a un instrumento regalado y con cuerdas de tercera mano. Hasta hace apenas dos semanas era un desconocido, un buscavidas de la música a la intemperie que apenas sabía lo que eran las redes sociales, pero el ovetense Pablo Blanco descubrió su talento, lo difundió por internet y sus vídeos se han hecho virales en TikTok y en Instagram. "Tienen más dos millones de visualizaciones y esto acaba de empezar", explica Blanco, que es "experto en negocios digitales" y quiere ayudar a Miguel Gabarri "a cambiar su vida por completo".

Gabarri, gitano "por los cuatro costados" y amante de la música en directo, no acaba de acostumbrarse a tocar delante de una cámara ni para un público que no tiene enfrente. "Prefiero subirme a un escenario que todo eso de internet, lo mío es el aire libre, pero la verdad es que gracias a los vídeos me están pasando cosas buenas", explica el músico, que tiene 41 años. Y no le falta razón. "Me han escrito muchos artistas conocidos diciéndome que les gusta mucho como toco e incluso me han ofrecido un trabajo en el sur", añade el músico callejero. Entonces interviene Pablo Blanco, que es quien le lleva las redes sociales. "Nos han llamado de un complejo hotelero de Cádiz para que se traslade allí y toque una hora al día por una cantidad importante de dinero", dice Blanco, que conoció al artista callejero cuando le llegó un vídeo de Miguel interpretando una versión flamenca del "Santa Bárbara bendita", el himno de los mineros. "Me di cuenta enseguida de que era un fenómeno. Salí a buscarlo y le expliqué que internet podía ayudarle mucho. Le compré un móvil y un trípode y empezamos a grabar. La idea es que no tenga que pedir en la calle y que pueda ganar bastante dinero con su arte por internet, pero claro, tiene que querer", apunta Blanco, que asegura actuar "de forma totalmente desinteresada".

Lo cierto es que no es fácil meter a Miguel Gabarri entre cuatro paredes e inculcarle que para monetizar su música por internet hace falta cierta disciplina. Él siempre ha sido un alma libre y eso de los horarios y los compromisos no lo lleva nada bien. "Siempre he estado en la calle y siempre he vivido de mi guitarra. Cuando estaba en el corralito ya tenía una. No se ni siquiera como aprendí las notas, pero es que el flamenco lo mamé desde pequeño", dice. "En mi casa todo el mundo tocaba la guitarra. Siempre vi tocar a mi abuelo, a mi padre, a mis tíos... Esto es mi vida", asegura Gabarri, que considera que el arte está en las personas y no en las razas. "Hay gente que dice que los gitanos tenemos un don, pero no es del todo cierto. Los hay que tocan muy bien y otros que no tienen ni idea, como pasa con los payos. Es más, muchos payos que tocan la guitarra estudian música y eso se nota porque es importante para mejorar todavía más", añade.  

Entre sus ídolos están figuras como Camarón, Tomatito o Paco de Lucía. Ni se despeina si tiene que versionar alguno de sus temas icónicos, pero Miguel Gabarri prefiere improvisar. "Me gusta hacer mi propia música. Aquí vengo tres o cuatro horas al día toco de todo, pero procuro no copiar canciones de otros", explica Miguel Gabarri sentado en las escaleras de la calle San Francisco en las que lleva más de dos décadas tocando, frente al edificio histórico de la Universidad de Oviedo. "Es la alegría de la calle", dice un vecino de la zona mientras le deja una moneda en la funda de la guitarra, que casi es más valiosa que el instrumento que maneja el músico callejero. "Esta guitarra no vale ni veinte euros. Hay un chaval de Las Palmas que me ha visto por internet que me va a enviar una Alhambra 3C. Eso ya es otra cosa", afirma con media sonrisa Miguel Gabarri, al que le gustaría hacerse algún día "con alguna Hermanos Conde o Ramírez", que son "lo más top". Aunque tolera "el pop-rock", la mayor parte del tiempo escucha sólo flamenco. Otros estilos, como el reggaeton no van con él. "Son para otro tipo de gente", subraya.     

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