Las excepcionales laudas prerrománicas que el Cabildo de la Catedral de Oviedo ha puesto bajo vigilancia

"El patrimonio ha de ser tratado como un enfermo crónico, con cuidados constantes", dice Otilia Requejo, directora de la Oficina de Bienes Culturales de la Archidiócesis de Oviedo

Natalia Díaz-Ordóñez, a la izquierda, conversando con el deán, Benito Gallego, y la directora de la Oficina de Bienes Culturales de la Archidiócesis, Otilia Requejo, en la cripta de Santa Leocadia, ante las laudas restauradas. |

Natalia Díaz-Ordóñez, a la izquierda, conversando con el deán, Benito Gallego, y la directora de la Oficina de Bienes Culturales de la Archidiócesis, Otilia Requejo, en la cripta de Santa Leocadia, ante las laudas restauradas. | / Luisma Murias

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Otilia Requejo, la directora de la Oficina de Bienes Culturales de la Archidiócesis de Oviedo y del Museo de la Iglesia, opina que el patrimonio artístico debe ser tratado "como los enfermos crónicos, que necesitan un cuidado constante". El complejo catedralicio ovetense es uno de los mayores contenedores de patrimonio de Asturias, si no el mayor, y para garantizar su salud el Cabildo ha redactado su propio plan de conservación y rehabilitación, en el que lleva gastado un millón de euros desde la pandemia. Ayer, el deán, Benito Gallego, presentó la última intervención culminada con éxito: la limpieza y restauración de las laudas o lápidas prerrománicas de la capilla de Santa Leocadia, dos piezas excepcionales, labradas en piedra de Laspra, que debieron cubrir las tumbas de dos obispos y que, aunque fueron depositadas en la cripta funeraria hacia finales del siglo IX, es probable que sean muy anteriores y se reutilizaran en un nuevo emplazamiento. Las lápidas, ya saneadas, permanecerán en observación durante un año, para comprobar si su evolución es la esperada o es necesaria alguna otra actuación.

Con el deán y la responsable de patrimonio de la Archidiócesis, estuvo ayer mostrando el resultado del tratamiento aplicado, la restauradora Natalia Díaz-Ordóñez, que lo supervisó. El Cabildo recurrió a ella a finales del año pasado, alarmado por los depósitos de sales en la piedra y entre la talla, "bellísima", como la calificó Requejo, con motivos tomados de la iconografía cristiana, como la vid y el ave fénix, y romana, con decoraciones vegetales y zoomorfas. Díaz-Ordóñez empezó por el diagnóstico, a cargo de un equipo multidisciplinar de profesionales, que realizaron diversos análisis. Estaba claro que la causa principal era el agua que suele inundar la cripta. Los recubrimientos que se habían aplicado en la piedra a lo largo del tiempo retenían las sales minerales del agua en su interior y estas estaban descomponiendo la piedra. El aspecto de las dos laudas era "gris, neutro", estaban ennegrecidas por las capas de polvo acumuladas a lo largo del tiempo. La restauradora también comprobó, con ayuda de unas sondas, que las losas están apoyadas directamente sobre el suelo de mortero, muy característico del prerrománico y bajo el que ya no queda ningún enterramiento.

Natalia Díaz-Ordóñez, a la izquierda, conversando con el deán, Benito Gallego, y la directora de la Oficina de Bienes Culturales de la Archidiócesis, Otilia Requejo, en la cripta de Santa Leocadia, ante las laudas restauradas. | Luisma Murias

Natalia Díaz-Ordóñez realiza pruebas durante la fase de estudio. / LNE

A partir de la información recopilada, Díaz-Ordóñez diseñó la intervención terapéutica: "Esto es como medicina del arte". La intervención, explicó, se realizó con un láser de neodimio, que se activa con la tonalidad de la piedra, "discriminando lo claro de lo oscuro", "lento y costoso" y que preserva todo el material pétreo. Así eliminó las sales que amenazaban su integridad y recuperó su color original, incluidas las pátinas decorativas.

El Cabildo sanea y pone bajo vigilancia las excepcionales laudas prerrománicas de la cripta de Santa Leocadia

Un detalle de una de las lápidas, en el que se aprecia el contraste entre la piedra oscurecida y las áreas ya tratadas con el láser de neodimio. / LNE

Toda la intervención se llevó a cabo en el interior de la cripta y en ella se pueden contemplar actualmente las dos laudas, recuperado su antiguo esplendor. El recinto, situado bajo la Cámara Santa, es uno de los más antiguos de la Catedral y está dedicado a la mártir toledana Leocadia, muy venerada en la época visigoda, aunque ni ella ni sus restos estuvieron nunca en Oviedo. Aunque alguna tradición recoge que en su día se custodiaron en ella las reliquias de otros dos mártires, Eulogio y Leocricia, cordobeses, tampoco hay constancia histórica de ello. Lo que sí es seguro es que sirvió de cripta funeraria de los obispos de Oviedo.

1.-Las dos laudas de la capilla de Santa Leocadia, antes de pasar por el proceso de limpieza y restauración. 2.-Natalia Díaz-Ordóñez realiza pruebas durante la fase de estudio. 3.-Un detalle de una de las lápidas, en el que se aprecia el contraste entre la piedra oscurecida y las áreas ya tratadas con el láser de neodimio.

Las dos laudas de la capilla de Santa Leocadia, antes de pasar por el proceso de limpieza y restauración. / LNE

Aunque el tratamiento ya ha acabado, y ha tenido un costo aproximado de 27.000 euros, que ha pagado íntegramente el Cabildo, el paciente sigue en observación. Durante un año, Natalia Díaz-Ordóñez vigilará la respuesta de la piedra a la humedad y transcurrido ese tiempo se decidirá si es necesario proteger las laudas colocándolas sobre una plataforma que las aísle de la humedad del suelo.

Aprovechando la intervención, la empresa Dogram se ha hecho cargo de la digitalización en 3D de ambas lápidas. Rocío Cachero, ejecutiva de la empresa asturiana, indicó que, además de poder utilizarla en visitas virtuales a la Catedral, si en un futuro se requiriera, también facilita la obtención de una réplica física de las laudas.

La Catedral de Oviedo requiere de atención continúa. El deán destacó ayer que el Cabildo "sigue haciendo tareas de restauración, recuperación y mantenimiento", entre las que mencionó la pintura del Archivo, las ocho salas del Museo y la sacristía, la pintura y la reparación de la rejería exterior, junto a alguna reparación en la antojana, además de las rehabilitaciones en marcha de las capillas de Santa Bárbara y de Santa María del Rey Casto.

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