Muere el cura dominico José Manuel Rodríguez "Rorro", "un hombre imaginativo y comprometido con los necesitados"

Siempre estuvo involucrado en la educación dentro de la orden religiosa en Oviedo: "Lo querían los niños, los jóvenes y los adultos"

José Manuel Rodríguez Rodríguez "Rorro".

José Manuel Rodríguez Rodríguez "Rorro". / LNE

El cura dominico José Manuel Rodríguez Rodríguez, conocido como "Rorro", falleció este lunes a los 78 años. El religioso era muy conocido en Oviedo por su labor como vicario parroquial en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán (los Dominicos), donde llevaba doce años ejerciendo. Muy involucrado en la educación y en la labor pastoral, los que lo conocieron coinciden en definirlo como "un hombre imaginativo y comprometido con los más necesitados". Pese a que sus últimos años de vida estuvieron marcados por los problemas de salud, sobre todo merced a un cáncer de colon, esto no le impidió seguir vinculado a la orden religiosa. "Lo querían todos: los niños, los jóvenes y los adultos", asegura Sara Bárcena, directora general de la Fundación Educativa Santo Domingo.

Nacido en Riocastiello (Tineo), se trasladó a Madrid al terminar sus estudios apostólicos para dar sus primeros pasos como sacerdote en el convento de Nuestra Señora de Atocha, también de la orden dominica. Regresó a Asturias para pasar por Cangas del Narcea y La Felguera, lugar en el que pasó varias décadas. Se estableció en el colegio Santo Tomás donde impartió la asignatura de Religión Católica en los años ochenta y noventa. En La Felguera se empezó a ganar el cariño de miles de alumnos y se convirtió en una figura conocida. Aunque fue cuando se estableció en Oviedo cuando alcanzó su mayor punto de popularidad, siendo durante los últimos 12 años una de las caras más conocidas de los Dominicos, con permiso de su amigo el Padre Valdés. 

"Rorro" impartió catequesis en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán y trabajó codo con codo junto a la Fundación Educativa. "Es una pérdida muy importante. Era un ejemplo de vida", lamenta Bárcena, que ya lloró hace unos meses la muerte del también párroco dominico José Antonio Rodríguez, que falleció tras sufrir un infarto durante una misa en la residencia de religiosas del Santo Ángel de la Guarda, en Otero. "Con toda la comunidad de frailes tenemos una vinculación muy especial. Nuestra relación era de cuidados mutuos", explica. 

Los fieles ya extrañaron la ausencia de "Rorro" en la misa del pasado domingo en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, algo que no sucedía jamás. En la orden dominica destacan de él que era un hombre discreto, con saber estar y que siempre tenía la palabra adecuada para cada persona en el momento oportuno. 

Una de sus vocaciones siempre fue la de ayudar a los desfavorecidos, con especial predilección por los presos. Trabajó con la Unidad Terapéutica (UTE) del Centro Penitenciario de Asturias y organizó talleres con convictos que se fueron prolongando en el tiempo hasta convertirse en algo habitual. Con sus firmes convicciones religiosas, tenía una visión moderna que le hacía conectar con los jóvenes, algo que confirma el Padre Valdés, al que conoció en La Felguera en los años noventa como profesores del colegio Santo Tomás.

Con el Padre Valdés compartía su afición por la montaña y este añorará los buenos momentos que pasaron juntos en sus caminatas por el Parque de Redes. "Era una buena persona, un gran compañero, servicial y muy entregado a la gente", recalca. Por su parte, Juan José De Lastra, fraile compañero de "Rorro", resalta su "cercanía con los fieles" y una capacidad imaginativa para las celebraciones litúrgicas. "Las bodas, los bautizos o las comuniones eran su especialidad. Las hacía divertidas", recuerda también Valdés.

Los allegados del fraile recibieron muchas muestras de cariño durante el velatorio que se celebró este lunes en su domicilio. El funeral de cuerpo presente se oficia este martes a las 12.00 horas en la iglesia de Santo Domingo y acto seguido se procederá a su incineración.