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Mario Arias

Un elefante en una cacharrería

Ante los continuos ataques de Cristina Coto contra el Alcalde y el gobierno municipal

No puedo estar más de acuerdo con el título del artículo que Cristina Coto escribía ayer en La Nueva España defendiendo la permanencia de la Escuela de Minas en nuestra ciudad: sin duda, “Oviedo merece respeto”, pero lo que olvida constantemente la portavoz de Vox es que el alcalde de Oviedo también lo merece.

Como ya viene siendo habitual en sus extemporáneas salidas públicas, Coto dice defender a Oviedo atacando sistemáticamente a Canteli y al gobierno municipal. Su estrategia permanente es confrontar con el PP, sin ánimo alguno de dialogar ni colaborar para sacar adelante los temas de interés para la capital de Asturias. Y una buena prueba de ello es que, mientras pregona su defensa de la Escuela de Minas, se niega (espero que recapacite el fin de semana) a firmar una declaración institucional con el resto de grupos para mostrar que en este asunto la Corporación está unida y fuerte. ¿Por qué se niega? Que cada cual saque sus propias conclusiones: la declaración expone educada y consistentemente las razones por las que Minas debe permanecer en Oviedo y es incontestable que si todos vamos juntos tendremos más posibilidades de conseguir que el Rector renuncie a esta medida que carece de fundamentos académicos y de lógica económica. Es posible que a Cristina Coto le dé alergia compartir firma con el PP o con los otros grupos municipales, lo que demostraría que prefiere situarse en la marginalidad política y en una radicalidad que alimenta el cabreo pero que no aporta solución alguna para los ovetenses.

El libro de ruta de la señora Coto es actuar siempre como un elefante en una cacharrería, con un sentimiento tremendista de la vida que la hace verlo todo negro y con una peligrosa falta de interés por aportar algo positivo para resolver esos mismos problemas que ella magnifica para alimentar su discurso radical.

El gobierno municipal de Oviedo está defendiendo la permanencia de la Escuela de Minas con contundencia, buscando consensos y dando pasos para regular una presión que debe movilizar a todos los sectores de la sociedad ovetense. Como puede atestiguar el director de la Escuela de Minas, Alfredo Canteli está implicado en este asunto, no solo para tratar de impedir el traslado al campus de Mieres, sino también para buscar nuevas alternativas que refuercen la proyección académica del centro. Unos enarbolan constantemente la bandera de las trincheras y otros trabajan para intentar resolver los problemas.

La obsesión de la señora Coto es enfrentar a Oviedo con el Principado. Le molesta el clima de diálogo que Alfredo Canteli mantiene con el presidente asturiano y ve entreguismo y rendición donde solo hay un consciente y sensato interés en propiciar que Oviedo resuelva las asignaturas pendientes que tiene y que dependen directa o indirectamente de la Administración autonómica (Fábrica de la Vega, Fábrica de Gas, plaza de toros, Ronda Norte, obras en la Catedral de Oviedo, la solución en la glorieta Luis Oliver…). Y que no le quepa ninguna duda de que, llegado el caso, si la vía del consenso se ve frustrada, el Gobierno municipal sabrá confrontar y exigir política y legalmente lo que Oviedo necesita y merece. Pero para pelear, antes hay que agotar las vías de acuerdo. Y lo que resulta sorprendente es que sea más fácil dialogar y trabajar juntos con el Gobierno socialista de Asturias que con Vox de Oviedo.

Cristina Coto está obsesionada con Alfredo Canteli. Desde que llegó, su único objetivo es tratar de conseguir los votos del PP a través de una radicalización y una crispación que no se corresponde con el espíritu de Oviedo.

Oviedo merece respeto, y el respeto, señora Coto, no se consigue vociferando y con la estrategia permanente de la pancarta y la trinchera; se gana actuando con seriedad, con inteligencia y con voluntad de consensos, dejando el sectarismo y los argumentos panfletarios en casa, y buscando resolver problemas, y, si no se logra, cargarse de razones políticas para confrontar.

Cristina Coto piensa exclusivamente en los votos; Alfredo Canteli, en Oviedo y en los problemas de los ovetenses. Por eso cada uno está donde está.

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