Obituario

Rafael Bernardo, el ingeniero de intensa presencia

Retrato íntimo de quien fue responsable técnico en diversos medios de comunicación

Rafael Bernardo Jiménez, a la izquierda, en una foto de 1997; y a la derecha, en una imagen reciente.

Rafael Bernardo Jiménez, a la izquierda, en una foto de 1997; y a la derecha, en una imagen reciente.

Ignacio Bernardo Jiménez

Ignacio Bernardo Jiménez

Rafael Bernardo Jiménez, ovetense e ingeniero de Telecomunicaciones, falleció ayer a los 73 años en Madrid, donde había estudiado y donde desarrolló una intensa carrera profesional como responsable del apartado técnico en diversos medios y grupos de comunicación. En el siguiente artículo, su hermano Ignacio, el menor de los seis, ofrece un detallado retrato del fallecido. Los restos mortales de Rafael Bernardo serán incinerados en Madrid en la intimidad familiar.

Se nos fue Rafa. Tras años de lucha contra un linfoma reincidente, que acabó superando, la vulnerabilidad resultante abrió la puerta a gérmenes oportunistas que acabaron con su vida en poco tiempo. Hasta el momento en que la sedación previa a la intubación le privó de conciencia, exhibió su inigualable personalidad, organizando desde la UCI del hospital de La Paz, en que estaba ingresado, la vida familiar de forma telemática y haciéndose querer por todo el personal sanitario que se volcó en su cuidado. Así era Rafa, una persona que inevitablemente llenaba el espacio donde se encontrara. Desde muy pequeño mostraba ya un carisma fascinante. Tenía una excelente capacidad de comunicación que cautivaba fácilmente a cualquiera y congeniaba de maravilla tanto con amigos de su edad como con las personas adultas. No tenía reparo alguno en mostrar en público sus habilidades, ya fuera cantar a las visitas el aria "vesti la giubba" de la ópera Pagliacci ("Tu se ¡Pagliaccio!.."), como contar chistes graciosos que, aunque fueran algo "verdes", provocaban carcajadas incluso en las amigas de nuestra madre.

Rafa, siempre tuvo muy clara su vocación hacia la electrónica y la telecomunicación. Cuando éramos unos críos se las arregló para montar una mesa de trabajo en un rincón de nuestra habitación (que milagrosamente pudo encajar a pesar de las tres camas y dos armarios que ocupaban casi todo el espacio) y allí pasaba horas montando aparatos de radio con componentes que recibía a través de cursos por correspondencia, los cuales le permitían recibir señales de todos los rincones del planeta. Así que no es de extrañar que tras el bachillerato se inclinara por obtener la titulación de Ingeniero de Telecomunicaciones, lo que le llevó a trasladarse a Madrid. Allí desarrolló toda su vida profesional, primeramente simultaneando el trabajo en la empresa AEG con la docencia universitaria como profesor ayudante de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación, para después ingresar por oposición en el Cuerpo de Ingenieros de Radiodifusión y Televisión del Estado, donde años después pidió la excedencia para ejercer como Director Técnico de diferentes medios de comunicación: Cope, Ser, Prisa, Canal+, Sogecable y Localia TV. Una brillante carrera que le hizo destacar como un referente en su especialidad.

Su dedicación profesional no le privaba, por otra parte, de penetrar en otros campos, de forma además tan apasionada como en todo lo que emprendía. Uno de ellos fue la música, que disfrutó intensamente en su casa y a través de todo el mundo, desde que fundara, con otros compañeros del Colegio Mayor Alcalá, la Asociación de Amigos de la Música de la Universidad de Madrid (ADAMUM). Y otra afición que le llevó a profundizar exhaustivamente fue la que profesó hacia los habanos, en la que, tras varios viajes a Cuba, se hizo un experto y llegó a publicar una especie de manual que tuvo gran acogida entre los devotos: "El arte de conocer y disfrutar los puros habanos".

Tan intensa era la presencia de Rafa como va a ser el vacío que provocará su ausencia, entre sus numerosos amigos y en la familia. Especialmente para su esposa y compañera desde que eran unos críos, María Jesús Gavito, siempre a su lado sin descuidar su propia actividad profesional como docente ni su imaginativa creatividad artística. Y para sus hijos, Rafa y Ramón, de los que tan orgulloso se mostraba, ambos con una importante trayectoria laboral, en el campo del periodismo y la comunicación, el primero, y en el de la investigación física sobre nanociencia, el segundo. Todos lo lloramos y vamos a añorarle. Descansa en paz, querido hermano.

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