Dos molestias, dos futbolistas tocados, ambos básicos en el esquema de Sergio Egea, son el foco de preocupación del Oviedo en las jornadas previas a visitar al Mirandés, exigente rival en la última visita del año. El entrenador no reconoce su preocupación públicamente. Hacerlo sería un menosprecio a la poderosa plantilla con la que se le obsequiado esta temporada. Pero a nadie se le escapa a estas alturas que Borja Valle y Linares son piezas clave en el esquema equilibrado que ha dejado al Oviedo a las puertas de las posiciones de play-off en las últimas semanas.

Los dos casos son preocupantes de cara al encuentro de mañana, aunque a distinta escala. Linares está prácticamente descartado. El delantero no volvió a ejercitarse ayer por los problemas en la fascia de su pie izquierdo y su presencia en Anduva parece improbable. El entrenador lo reconoce. "Tiene dolores, esperaremos a ver cómo evoluciona pero es un muy molesto, como una piedrita en el zapato que no te deja pisar", comenta Egea. El entrenador parece dejar una mínima rendija a la esperanza, siempre que el dolor remita, pero minutos después descubre que ya ha asumido que no estará disponible. "Tenemos otros tres grandes delanteros; Koné, Toché y Cervero; y jugarán dos de esos tres", pronuncia.

Con Borja Valle el porcentaje de optimismo se eleva. Lo suyo es un golpe doloroso que sufrió en la primera mitad del partido ante el Llagostera. "Fue una caída fea", recuerda Egea, "un golpe en la espalda que ha ido evolucionando con dolores". La rendija a la esperanza es más amplia que en el caso de Linares: "Ha estado haciendo unos movimientos y veremos qué pasa en las próximas horas".

La ausencia de alguno de los pilares afecta directamente a los planes del entrenador. En las últimas semanas, Egea había dado con la tecla, había encontrado el once base con el que muchos entrenadores sueñan. El equilibrio demandado tantas veces. Linares es básico para ajustar la balanza entre ataque y defensa. Es el primero en iniciar la presión, incomodando la salida de balón del rival. Pero también es un finalizador contrastado. Valle, por su parte, aporta ayuda al centro del campo, colaborador para defender, y múltiples soluciones arriba. Tiene influencia directa desde la banda izquierda. Egea mantiene públicamente una postura de confianza a pesar de las lesiones. "Me gusta dar continuidad al equipo cuando está haciendo bien las cosas. Cuando hay casos de lesiones es una preocupación por la salud del chico pero la amplitud de plantilla me deja tranquilo", señala.

Enfrente se encontrará un rival al alza. A tan solo un punto de los azules, el Mirandés es uno de esos equipos familiarizados con la categoría que compite sin la presión de otros conjuntos con más cartel. La zona noble es un premio apetitoso para los de Anduva. "Espero un Mirandés agresivo, aunque dentro del reglamento, con un juego vertical. Están compitiendo muy bien y será un partido de alto nivel, con y sin pelota. Respetamos a los rivales pero tenemos nuestras armas", analiza el argentino.

Sumar mantendría a los azules en los puestos de honor de la tabla, la situación soñada desde la entidad carbayona. Con 16 jornadas ya disputadas, el Oviedo es para todos un claro candidato a la zona del play-off. Con sus virtudes y defectos, Egea ha logrado armar un equipo sólido que suma con regularidad aunque aún se le intuye que puede dar algún paso más al frente.

Ganar en Anduva sería un ejemplo de la madurez del equipo. "Me gustaría pasar las Navidades en play-off. El año pasado lo recuerdo como un periodo bonito porque estábamos arriba en la tabla. Ahora todo el mundo respira optimismo. Vamos a por los seis puntos en lo que queda de año", indica con ambición. Incluso se atreve el argentino con una análisis de lo vivido desde su llegada a Oviedo: "Después de 17 meses aquí noto que hay un equilibrio en todos los aspectos: institucional, a nivel futbolístico, con la prensa equilibrada entre el elogio y la crítica? Estamos haciendo un trabajo entre todos bastante bueno".