"Caballero", "señor", "un paisano", "lo mejor que ha pasado por el Oviedo". Estas eran algunas de las palabras que se escucharon ayer en el Carlos Tartiere en la despedida que unos 300 aficionados azules dieron a Sergio Egea justo después de que el técnico argentino diera la rueda de prensa con la que decía adiós a la entidad azul al día siguiente de presentar su dimisión.

Egea tuvo que hacer enormes esfuerzos para no llorar cuando pronunciaba las palabras con las que se despedía del club al que subió a Segunda y que deja en la tercera posición de la clasificación, a tres puntos del ascenso directo a Primera. Una pancarta en la que se leía "Gracias Egea" presidía el fondo donde se suelen sentar los miembros del grupo Symmachiarii. El grupo regaló al entrenador una foto enmarcada. Una imagen que fue tomada en Trascorrales cuando el entrenador asistió a la fiesta de aniversario de Symmachiarii. Acompañándola iba una nota en la que se podía leer: "Gracias por tu forma de ser, trabajo y humildad; desde Symmachiarii queremos agradecerte tú labor, siempre serás recordado".

El paseo que dio ayer Egea por el Tartiere estuvo acompañado por esa tensión que tienen los momentos cargados de emociones. El argentino reconoció en la sala de prensa que la decisión de dimitir había sido una de las más complicadas de su vida. Algo que no deseaba pero que consideró que debía hacer por el bien de un club al que consiguió devolver al fútbol profesional y que guardará para siempre en su corazón.

"Egea te quiere la gente del Tartiere", le coreaban los aficionados congregados en el municipal ovetense mientras caminaba desde la salida de vestuarios al fondo donde le esperaba el público. Él respondió aplaudiendo a la grada. Emocionado.

La afición también mostró su agradecimiento al que ha sido el fiel escudero de Egea durante los 20 meses que ha estado al frente del Oviedo. Carlos María Rodrigo, su ayudante, siempre en un segundo plano, recibió también aplausos y abrazos de una grada entregada, casi emocionada ante la marcha de un Sergio Egea que les ha dejado huella.

Seguido por una nube de cámaras y tras dejarse abrazar por aficionados que apenas podían contener la emoción, Egea emprendió el camino de vuelta hacia el túnel de vestuarios. Un último paseo por la yerba del Tartiere. Un paseo que fue interrumpido por los gritos de una aficionada que le pedía a Egea si podía acercarse un momento al lateral del campo, que tenía algo que entregarle. Era la insignia de plata de la Peña Azul Rebeldes. Egea la aceptó agradecido. Más abrazos. Más emoción.

Tras la salida de Egea del campo llegaron los momentos más tensos. La dimisión del entrenador argentino no ha gustado a la mayoría de los aficionados, que señalan a algunos de los que consideran culpables. El director deportivo Carmelo del Pozo y el jugador José Fernández se llevaron la peor parte. Algunos pidieron a Joaquín del Olmo que tomara medidas contra ellos porque los consideran responsables de la dimisión de Egea.

Aún quedaba un último momento para la despedida. Fue cuando Egea salió del Tartiere en coche. Tras subir la rampa, paró y se abrazó con la afición. Sin prisa, sin temor a una gente que es la suya y que ayer acudió al Tartiere a despedir a un entrenador al que han querido y admirado. Una despedida que concluyó con la afición coreando una palabra que de tanto repetirla Egea ha hecho suya: "Insitusión, institusión, institusión".