El Oviedo, ante su séptima opción de ascenso desde 2015: así le fue en mayo en los anteriores intentos

Es la tercera vez desde el último ascenso que los azules dependen de sí mismos para estar en el play-off: ahora con confianza en que saldrá bien

El muro del Real Oviedo

El muro del Real Oviedo

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Siempre fue por cuestión de detalles: aquel balón que no entró, esa decisión arbitral en contra, un partido que salió cruz… Hubo incluso desenlaces demasiado crueles. Todos recuerdan ese gol fantasma -que nunca estuvo cerca de darse- del Burgos y que hubiera dado el pase al play-off, en vez de un Girona que ahora prepara su traje de Champions. El caso es que desde que en 2015 el Oviedo regresó al fútbol profesional ha coqueteado habitualmente con la opción de volver a Primera pero, por unas causas u otras, mayo se le ha atragantado. La actual es la séptima ocasión en la que el Oviedo encara las cuatro últimas fechas con opciones de ascenso y ahora lo hace desde una posición privilegiada, el quinto puesto, aunque consciente de que aún deberá remar para llegar a buen puerto.

Zaragoza en el Tartiere, Espanyol a domicilio, Andorra en casa y Eibar en Ipurua: esas son las cuatro citas restantes en un calendario que exprime hasta el último día. Imposible hacer una previsión de los puntos que necesitaría el Oviedo para asegurarse estar entre los seis primeros, porque la competición este año es indescifrable.

Lo que sí es evidente es que la posición de los azules es de privilegio. Dependen de ellos mismos para jugarse el ascenso en las eliminatorias. Y eso solo ha ocurrido en un par de ocasiones anteriormente, siempre ciñendo el análisis a lo sucedido a partir de 2015.

En la 2015/16, el Oviedo encontró un atajo para escalar en apenas dos años dos categorías y plantarse en Primera. Ya atravesaba el equipo un periodo convulso tras la abrupta salida de Egea pero parecía que Generelo había logrado sujetar con firmeza el volante. Por eso, el Oviedo se plantó en el último mes quinto, con tres puntos de colchón con el séptimo. Pero el final fue dramático: cuatro derrotas consecutivas. Un 0 de 12 que dejó al Oviedo noveno.

La otra ocasión en la que los azules dependían de sí mismos fue más reciente, en la 2021/22 con Ziganda a los mandos. Estaba el equipo sexto, con 3 puntos de ventaja sobre el siguiente, y atravesaba su mejor momento. Pero mayo le fue esquivo al equipo: 5 puntos de 12, incluida una derrota decisiva en Las Palmas, que haría que los canarios adelantaran de forma definitiva a los azules en la carrera por el sexto.

En el resto de ocasiones en las que el Oviedo entró en mayo con opciones siempre dependió de otros resultados: necesitaba recortar terreno. No lo logró en ninguna de ellas, siendo especialmente dolorosa la 2017/18, con Anquela, cuando el conjunto azul acabó séptimo, igualado con el sexto, el Numancia, aunque con peor goal-average particular. Había acabado con 6 de 12.

No fueron suficientes tampoco los 7 de 12 con Hierro en mayo de 2017 (acabó octavo), ni los 6 de 12 de Egea en 2019 (octavo) ni los 7 de 12 en el intento un poco a la desesperada de Cervera el curso pasado, 2022/23 (octavo).

Ahora, la confianza es plena entre plantilla y cuerpo técnico tras el último triunfo. Quiere el Oviedo cerrar el año a lo grande, disputando un ascenso. Pero antes debe derrotar a su gran muro de los últimos años, un mayo que trae curvas.

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