A simple vista, el gol puede parecer hasta fácil. Un balón que cae del cielo y que se remata sin el portero bajo palos. Pero no. Nada más lejos de la realidad.

Para empezar, porque remata echado hacia atrás, casi con el cuerpo en diagonal. Ahí está el vídeo. Michu va dando pasos hacia atrás, se topa con un defensor y consigue aguantarle el cuerpo a cuerpo para no perder la posición. Cuando le cae la pelota, se arma, estira los brazos, mantiene el cuello erguido y cabecea la pelota con fuerza a la red, donde esperaba un defensa, al que la dirección del balón pilla a contra pié. Un gol de nueve, de delantero de área, de cuello fuerte, de poderío. Un gol de cabeza, pero también de corazón.

Porque todo lo que le pase al Oviedo Michu lo siente en el corazón, sin grises que valgan; para bien y para mal. El ovetense volvió a marcar en el Carlos Tartiere casi diez años después de su último tanto, anotado frente al Zamora en febrero de 2007, un partido de Segunda División B que terminó con empate a un gol. Ayer era otra historia. Ayer era un triunfo ante el líder de Segunda con vistas a Primera. "Hoy es un día muy feliz. Soy del Oviedo y siempre que el Oviedo gana soy feliz. Pues imagínate marcando un gol", comentó ayer el delantero tras el partido.

En realidad, su gol tuvo algo de justicia poética. Lleva buscándolo 14 jornadas, pero alguien decidió que fuera ayer, ante el mejor equipo de la Liga, en el partido más redondo del equipo y con el Tartiere en ebullición con la segunda mejor entrada de la temporada. Su tanto se sintió como si se cerrara un círculo. Su gol en el Tartiere no sólo lo esperaba él. "Tenía muchas ganas y coincidió todo genial. Fue frente al primero, en el fondo donde la gente se deja el alma. Va por todos ellos", añadió el futbolista, que le hizo así, con estas palabras, homenaje al Grupo Symmachiarii por su 22.º aniversario.

Michu, que había marcado dos goles en la Copa ante el UCAM de Murcia, se estrenó ayer como goleador en Liga y lo celebró como sabe: llevándose la mano a la oreja, un gesto que ya está de moda entre la hinchada azul y que tiene su propia representación en las redes sociales. Antes de eso dio una patada a una valla publicitaria en un gesto que mezcló, al mismo tiempo, rabia y felicidad, como si el sentimiento se descontrolara por segundos. "Para nosotros es un placer jugar en casa. Viene mucha gente a animarnos y la gente tiene que saber que ganamos puntos gracias a ellos, aunque parezca que no", señaló el ovetense. "Jalean un córner, está cantando todo el rato, el futbolista eso dentro del campo lo siente", indicó, y añadió que su gol "va por todos ellos" porque, recordó, hay otros momentos, como el de hace una semana en Huesca, que son más "jodidos".

El delantero quiso poner en valor la victoria no sólo elogiando la labor del equipo al completo sino repitiendo que fue un triunfo "con claridad" ante un rival "que va primero destacado". "Hemos sabido contrarrestar a un rival destacado. Hemos hecho dos goles y pudimos hacer uno más. Después de perder en Huesca, este resultado nos da mucha confianza", señaló el ovetense.

La jornada fue redonda para Michu, un tipo que ha aprendido a convivir con dolor en el tobillo y que, de momento, es uno de los fijos para Hierro. De hecho, ayer fue el segundo partido que jugó los noventa minutos, tras el de Reus. De las 15 jornadas disputadas, el ovetense ha sido titular en ocho, una prueba de lo que representa un futbolista que ayer, diez años después, volvió a cantar gol en el Carlos Tartiere, como en los viejos tiempos, como en los nuevos.