La iniciativa corresponde a la revista "Panenka" y consistía en un gesto en la lucha contra la homofobia en el fútbol. El guiño era simple: que el capitán de cada equipo portara durante los partidos del fin de semana un brazalete especial, decorado con los colores arcoíris, símbolo de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. Cada equipo de Primera y Segunda (y los de Segunda B que lo solicitaron) recibió a lo largo de la semana un brazalete especial para que su capitán pudiera llevarlo en la jornada del fin de semana. El Oviedo fue uno de los muchos clubes que se adhirió a la campaña,

Los azules recibieron el brazalete y consultaron con La Liga que prefirió mantenerse al margen: la patronal no se sumó a la iniciativa con ninguna orden pero comunicó que respetaría la decisión de cada club. El conjunto azul decidió apoyar el gesto y fue Jon Erice, capitán ayer, el encargado de portar el brazalete.

"Es una decisión que se ha tomado a nivel de club y los jugadores estamos todos de acuerdo con ello", explicó Erice al final del choque. "Hay que eliminar la homofobia del fútbol. Estamos ya en el siglo XXI y hay que tener conciencia. Hay que tener consideración porque el fútbol es algo que se ve a nivel mundial; es un mensaje que se lanza desde España", añadió el ayer capitán carbayón.

La iniciativa caló en el fútbol español y el brazalete arcoíris pudo verse en muchos estadios. Equipos de Primera como Las Palmas, Éibar, Espanyol, Granada, Leganés y Sevilla; de Segunda como Huesca, Rayo, Girona, Cádiz, Reus y Sevilla Atlético. Extremadura, Real Murcia, Mérida y Recreativo de Huelva de la Segunda B también tuvieron su gesto contra la homofobia.