La Liga madruga en el Carlos Tartiere, 19 de agosto (una semana antes del inicio de la competición del año pasado) para poner el cierre (de la Liga regular al menos) en El Sadar. Entre medias, 42 jornadas extenuantes en las que cualquier detalle, por mínimo que parezca, puede ser decisivo en el desenlace. Que se lo digan al Oviedo de la temporada pasada, que se quedó fuera del play-off por una cuestión de gol-average particular. Un simple gol de la Cultural en Soria en la última jornada hubiera metido a los azules de lleno en la lucha por el ascenso.

El Oviedo de Anquela mira al calendario con la seguridad de que cualquier rival puede convertirse en una trampa. Es una de las ideas en las que más ha insistido el entrenador desde su llegada al banquillo azul. Por eso, el lema es no hacer caso a los nombres. Tampoco a lo que dice la tabla. Todos los rivales son peligrosos.

Pero hay fechas en el calendario que tienen un brillo especial. Es inevitable pensar así. El derbi es el choque que condiciona todo. El 18 de noviembre y el 24 de marzo será el momento del mirar a Asturias. Pero hay otros duelos con nombre.

Una de las inquietudes del oviedismo era saber si la afición podría conocer el Wanda Metropolitano. El Rayo Majadahonda, recién ascendido a Segunda este año, debe acometer reformas en su estadio, el Cerro del Espino, para poder cumplir con la reglamentación. Ante el riesgo de no poder competir en Segunda, el Atlético de Madrid le abrió las puertas de su estadio hasta que se completen las obras. El fin de los trabajos no tiene fecha exacta, pero se calcula que será en enero. Por lo que los equipos que jueguen a partir de esa fecha corren el riesgo de no visitar el Wanda. Sí lo hará el conjunto azul, que debe jugar ante el Rayo Majadahonda en la novena jornada, el 14 de octubre. Será uno de los destinos preferidos por la afición azul.

Antes de ese choque en el Wanda, el oviedismo tiene dos de sus citas con más tirón. El 2 de septiembre, los azules visitan el Ramón de Carranza, un escenario con magia: allí fue donde el equipo de Egea conquistó el ascenso a Segunda. El 16 de mismo mes tendrá lugar un desplazamiento cómodo, el que lleva a los azules a Lugo. Sin León y Valladolid este año en la hoja de ruta, el choque del Anxo Carro, a menos de dos horas y media desde Oviedo, es uno de los más atractivos. Otro destino cercano será el de A Coruña. El Oviedo jugará en Riazor el 11 de noviembre. Los viajes más lejanos, a las islas tendrán lugar el 2 de diciembre (Las Palmas) y el 26 de mayo (Tenerife).

Dentro de la dificultad que entraña hacer cualquier tipo de valoración previa en la sorprendente Segunda División, sí que parece a simple vista que el final de la competición para el Oviedo viene con curvas. Muchos de los rivales con nombre importante en Segunda se concentran en el tramo final, entre las jornadas 37.ª y 42.ª. En esa recta final, el Oviedo deberá recibir al Granada, visitar al Málaga, jugar ante el Numancia en el Tartiere, ir a Tenerife, ejercer de anfitrión ante el Rayo Majadahonda y acabar en Pamplona. El choque de El Sadar tiene su morbo. En la última jornada temporada 2015-16, el conjunto rojillo debía rendir visita al Oviedo con la imperiosa necesidad de ganar y esperar que el resto de resultados le sonrieran. Ganó 0-5, ante la debilidad del conjunto dirigido por Generelo, y se metió en el play-off. Fue un golpe anímico decisivo, pues el conjunto pamplonés acabó ascendiendo a Primera División.