Dice Anquela que la pretemporada es una mentira. Seguramente tenga razón. Pero sirve para trazar bocetos, un aperitivo para el futbolero que no aguanta sin fútbol, que los hay a patadas. El Oviedo sigue desperezándose, pero va sumando comparecencias que ayudan a trazar un cuadro. Ayer jugó en El Berrón un triangular, el torneo Íntegra Energía, ante Alavés y Valladolid, dos equipos de Primera. No ganó ninguno y no metió ningún gol, pero curiosamente dejó buena imagen. Con toda la prudencia del mundo, en el contexto que es, con marchas de menos y muchas cosas por pulir, pero buena imagen. Controló los dos partidos (de 45 minutos cada uno), creó ocasiones y concedió poco. Jugó bien ante el Alavés y perdió (0-1). Jugó aceptable ante el Valladolid y empató (0-0). La mentira, ayer, fue el resultado.

La sexta cita del verano sirvió para confirmar cosas que ya se sabían. La primera es que Anquela tiene muy claro el dibujo con el que va a empezar la temporada. Un 4-3-3 adaptable al 4-1-4-1. La defensa de cuatro, de momento, no se toca. En el centro del campo un pivote que haga de ancla, Folch, y dos interiores de toque por dentro que creen, presionen y lleguen arriba. La línea de tres arriba la forman un delantero de referencia que fije a los centrales y dos puñales en las bandas. En la izquierda, seguro, Saúl Berjón, diez a la espalda. Sigue de líder.

La segunda conclusión que dejó el torneo también se sabía: falta gol. Nada nuevo. Ayer regresó Toché y tuvo varias, pero sin suerte. Ya se sabe que en esto es coger la ola buena. El murciano en ello está. Metió un gol, al final del primer partido ante el Alavés, pero el árbitro inventó un fuera de juego inexistente. Hubiera sido el 1-1. Lo mismo da. El resultado, ahora, es lo de menos.

El asunto del gol remite al asunto del nueve, quebradero de cabeza en el club. Mientras espera a ver qué pasa con Joselu, está Ibrahima. Hay esperanzas puestas en él. Ayer, recién llegado, no participó. Primero habrá que presentarlo. Mañana en el Tartiere.

Aunque quizá faltó verticalidad y velocidad, fueron dos partidos aceptables del Oviedo teniendo en cuenta los rivales. De los nuevos, poco reseñable. A Carlos Martínez le falta rodaje y velocidad. Se apreció claramente en el gol de Burgui, del Alavés, una galopada desde el centro del campo que le superó. Yoel Bárcenas jugó 45 minutos y dejó alguna chispa. Falló un mano a mano ante Samu Pérez, del Valladolid. Boateng estuvo mejor en el despliegue que en la creación, lo contrario que Tejera, buena zurda y prometedora conexión con Berjón. Boateng y Tejera jugaron mucho en los dos partidos perfilándose como posible medio del campo titular, con Folch, ante el Extremadura. Da la sensación de que Boateng, por su capacidad de abarcar y su potencia, es muy del gusto de Anquela. También dejó buenas maneras con el balón Javi Muñoz, que hizo de Folch un rato. Y volvió a sorprender el desparpajo de Javi Hernández, chaval con ficha del filial que seguramente tenga convocatorias con el primer equipo. El resto de chavales (Steven, Sandoval, Borja Sánchez) estuvieron bien, en la línea del equipo.

Ausentes Forlín y Prendes, que no fueron citados por precaución, Anquela dio carrete a todos. Esperado. Los dos únicos futbolistas que jugaron los dos partidos fueron Carlos Hernández y Mossa. Folch, Tejera y Boateng en el medio también repitieron en los dos partidos, igual que Berjón en la izquierda. El ovetense, no obstante, entró a los 17 minutos del primer envite porque Aarón Ñíguez se fue tocado. Después, ya en el segundo partido, abandonaría el campo con molestias Folch.

El sistema impuesto por Anquela, el citado 4-3-3 que puede adaptarse al 4-1-4-1, exige un enorme despliegue físico de los interiores (ayer Tejera y Boateng), en la presión primero y en la llegada arriba después. Folch, el ancla, se queda para unir líneas, hacer coberturas en un lado y a otro y barrer.

En el primer partido, ante el Alavés (que venía de jugar justo antes contra el Valladolid) Anquela apostó por Viti como extremo derecho, con Aarón en la izquierda y Toché en punta. Christian Fernández y Carlos Hernández actuaron en la zaga, con Mossa y Carlos Martínez en los laterales. Con cuatro atrás, los laterales son menos largos que el año pasado. Se nota especialmente en Mossa, con menos libertad para echarse al monte.

Le falta al equipo varias marchas, ese segundo para llegar antes que en el fútbol es oro. Es pretemporada y en ello está. Ayer contra el Alavés tuvo bastantes oportunidades de hacer gol. Antes y después del de Burgui (minuto 35), que culminó una contra meteórica, dejó atrás a Carlos Hernández y definió a la izquierda de Champagne. Antes, en el amanecer del duelo, Tejera disparó con la derecha dentro del área. Después, Berjón lo intentó con una internada y con una falta y Toché llegó forzado en un disparo que detuvo Sivera. El meta del Alavés fue el mejor de todos. Merodeaba el área del Alavés el Oviedo, pero con llegadas verticales, sin profundidad. Las que tenía, no las acertaba a definir.

Marcó Burgui y no cambió en exceso el guion. El Oviedo siguió a lo suyo, activo Tejera y también Berjón. A poco del final ovetense se la puso a Toché, que remató a la media vuelta pero tampoco acertó. Sí lo hizo al final tras el saque de una falta, pero el árbitro vio un fuera de juego que no fue. "Lo de siempre", dijo Anquela después.

Repitió la propuesta el Oviedo en el segundo partido ante un Valladolid plagado de canteranos. Mantuvieron los azules el dibujo y gran parte del equipo. Cuatro caras nuevas: Alfonso por Champagne (no pudo hacer nada en el gol de Burgui), Diegui Johannesson en el lateral, Yoel en el extremo diestro y Steven en punta. Después llegarían los cambios.

El Oviedo dominó al Valladolid, pero fue un control más plano. Faltó picante. Hubo una buena combinación entre Berjón y Tejera que acabó en remate alto del catalán. Un cabezazo de Carlos Hernández que se fue fuera por poco y una llegada de Bárcenas que no supo definir bien ante Sergio Pérez. Berjón también dejó un caño genial aplaudido por el público. En el área azul, nada. Y esa es la buena noticia. Un disparo de Antonio Domínguez z desde la frontal. No concedió el Oviedo que tuvo en general una mejoría sin gol.

En el primer partido, entre Valladolid y Alavés, tampoco hubo excesivo picante. Es pretemporada. Decidió para el equipo de Abelardo un gol de Manu casi al final. El Glorioso, como lo llaman allí, se llevó el triangular. Pero ya se sabe que el resultado es mentira. Así que la prueba se puede dar por buena para el Oviedo.