Habría que pasar página, pero la duda es si será posible hacerlo. El Oviedo, tras lo sucedido en el derbi y en otros partidos previos, ha decidido plantar cara a Tebas. Colocarse como punta de lanza del movimiento cada vez más amplio y justificado que defiende el derecho del aficionado a ser tratado como un ciudadano de un estado democrático que acude a un espectáculo deportivo de pago y no como si fuera ganado camino del matadero. ¿Qué consecuencias tendrá la decisión de la directiva azul? Conociendo el percal, más vale apretarse los machos. Ayudas, desde luego, no va a haber ninguna, aunque este club tampoco está demasiado acostumbrado a que le echen una mano si no es al cuello.

Llega mañana al Tartiere el Dépor y conviene centrarse en un partido que es clave para mantener las opciones de ascenso. Para ganar a los coruñeses, siempre muy bienvenidos a la capital de Asturias, habrá que mejorar el juego del pasado domingo. No hay que esconderlo. El Oviedo estuvo mal en el derbi y solo despertó en el tramo final del partido, casi a la desesperada. Sin embargo, si es cierto que el equipo no anduvo nada fino, también lo es que no sumó al menos un punto debido a un arbitraje que favoreció claramente al Sporting. Aunque la polémica se centra en el gol legal anulado a Ibra, lo que realmente define la actuación del colegiado ocurrió en el centro del campo, cuando retrasó el punto en que se cometió una falta para no tener que expulsar a un futbolista del rival por doble amarilla. Vista la jugada varias veces, cada vez tiene uno más claro que no se trató de un error. En fin, toca pasar página, si se puede. Y ganar al Dépor, si se puede y nos dejan.