Una jugada para enmarcar y la irrupción de los menos habituales: el análisis de la situación del Oviedo

El golazo de Masca ante el Espanyol resume el estilo que Carrión ha impuesto en el equipo| El papel de la segunda unidad, clave en el triunfo

El partido Oviedo-Espanyol, en imágenes

El partido Oviedo-Espanyol, en imágenes

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Un simple saque de banda fue la excusa para generar una brillante acción de ataque. Porque en el lenguaje futbolístico de Luis Carrión, hasta la acción más nimia puede convertirse en una oportunidad. Por eso no se desprecia ninguna pelota. El Oviedo mostró su mejor cara ante el Espanyol, una victoria de prestigio, la del viernes, que rellena la barra de optimismo del club azul, algo tocada tras la derrota de la semana anterior en Anduva. Fue el triunfo del equipo que no se entretiene en los problemas, que no pone excusas y solo mira al siguiente rival con ambición. Ni las 8 bajas antes de la cita lastraron al equipo de Carrión que firmó su, seguramente, partido más redondo del curso con ese inapelable 2-0 ante el gallito Espanyol. El equipo salió mandón desde el primer minuto, pero el viento sopló más a favor a la media hora de juego cuando Masca cabeceó en el área para alojar el balón en la meta de Pacheco. Todo venía de una jugada formidable.

Cerca del minuto 30, el Oviedo se dispuso a sacar de banda para construir su jugada. La defensa inició la acción, apoyándose cuando fue necesario en Román, pero todo se aceleró con los zurdos: Colombatto y Bretones eludieron la presión perica con precisión. Bastón fue otro factor determinante para tocar con sutileza a la carrera de Moyano que midió y ganó en velocidad a Gragera. Masca fue el último en intervenir para cabecear, sorprendiendo desde atrás, y poner la rúbrica a la mejor jugada colectiva de la noche y, de paso, levantar al público del Tartiere de su butaca.

La sucesión de pases fue la siguiente: Bretones-Costas-Colombatto-Costas-Luengo-Leo Román-Colombatto-Bretones-Colombatto-Bastón-Moyano-Masca. Ocho futbolistas intervinieron en los 11 pases (solo Lucas, Luismi y Seoane no tocaron el esférico) que durante 38 segundos sirvieron para llevar el balón del saque de banda a la portería del Espanyol. 28 toques entre los de azul para firmar un golazo que facilitó un triunfo que abrocharía Colombatto ya cerca del final, con otro gran tanto, este de disparo lejano.

Es un tanto que facilitó las cosas y que ejemplifica las mayores virtudes del estilo Carrión. El equipo, alguna veces redundante en la posesión, se alejó de esas "jugadas de balonmano", de las que se quejó el entrenador en Anduva, para construir una jugada de ataque con vocación ofensiva. Más pausada en los inicios y acelerada después, la combinación perfecta para atraer al rival y sorprenderle después.

La victoria de todos. Fue el momento más especial de un choque que tiene tintes reivindicativos para el vestuario. Porque llegó tras una semana complicada con cuatro lesiones musculares confirmadas, a las que hay que sumar las de David Costas y Luismi que, a falta de pruebas, se perderán todo lo que resta de año. Pero ahí, en plenas dificultades, aparecieron los futbolistas con menos minutos para pedir el foco.

Masca fue el máximo exponente, como finalizador de la jugada ya comentada. Pero no fue el único. A Luengo le tocó lo de siempre, hombre de seguridad cuando falta un actor principal, en este caso el sancionado Dani Calvo. Firmó una actuación inmaculada. Y tendrá más vuelo ante la lesión de Costas. Moyano, que había ido apagando su contribución con el paso de la competición, completó la seguramente actuación más redonda de la temporada, con una asistencia y un puñado de acciones peligrosas desde su flanco. Incluso Jimmy, que tuvo que salir de improvisto, cuajó una gran actuación dando equilibrio al centro del campo azul.

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