Así vivió la grada el gol de la victoria de Dani Calvo con el Oviedo el pasado sábado

Los tres goles logrados tras el descanso el pasado sábado en el Tartiere frente al Levante se pueden explicar por una cuestión de acierto en los metros finales, suele suceder, pero también es cierto que el Oviedo compró más papeletas para que le tocara el premio en el segundo acto, en el que tiró en 10 ocasiones por las 3 logradas en el primero. Fue la actuación tras el descanso mucho más fuerte en lo físico, con 32 duelos ganados al rival por los 25 del primer acto o los 13 balones aéreos conquistados por los 7 de antes del descanso.

La conclusión parece clara: al Oviedo le sienta mejor cuando juega con menos ataduras, cuando emplea la posesión con el fin de dañar al rival, ya se ha visto en varias ocasiones esta temporada. El propio Carrión así lo ha reconocido en más de una ocasión. No es un técnico que se vuelva loco con la posesión de la pelota: sí quiere tenerla, pero con un fin. Ese atraer para luego encontrar los espacios que pronunció al final del enfrentamiento. El choque ante el Levante lo vuelve a mostrar.

Uno de los goles de la jornada fue el que le dio la victoria al Oviedo. El 3-2 logrado por Dani Calvo en una brillante jugada a balón parado que terminó con el balón dentro de la portería tras un gran testarazo del oscense. La grada lo celebró efusivametne, claro. El Oviedo había logrado remontar el encuentro en dos ocasiones y dejar los tres puntos en casa.