Opinión | Canta y no llores

El triunfo del sentido común

Hasta la fecha, poniendo entre paréntesis a los jugadores que llegaron en invierno, sin tiempo real todavía para demostrar acierto u error, en la lista del equipo de Carrión solo hay un patinazo, el de Romario Ibarra, rectificado con humildad y pragmatismo por Jesús Martínez, su valedor

El triunfo del sentido común

El triunfo del sentido común / Xuan Fernández

Dice un antiguo directivo del Oviedo, veterano, perro viejo, que para calibrar si un proyecto tiene (o no) buena salud hay un ejercicio revelador. Es sencillo. Se trata de coger la lista de los fichajes de esa temporada, ir uno por uno y sacar del inventario a las incorporaciones que fracasaron. Si son multitud, petardazo seguro. Si son escasas, la cosa pinta bien. Prueben con el caso del Oviedo. Hasta la fecha, poniendo entre paréntesis a los jugadores que llegaron en invierno, sin tiempo real todavía para demostrar acierto u error, en la lista del equipo de Carrión solo hay un patinazo, el de Romario Ibarra, rectificado con humildad y pragmatismo por Jesús Martínez, su valedor. El resto de los fichajes, quien más quien menos, está teniendo importancia. Ahí se conjuga un doble mérito que hace que todo funcione, como si fuese una fábrica de engranajes. Por un lado, el de quien los firmó.

Por otro, el de quien los pone y les da la confianza necesaria para aportar. ¿El resultado en el caso azul? Un equipo con la flecha para arriba en el momento más importante de la temporada, con todo por decidir. Queda un mundo, la exigencia es máxima y la igualdad por arriba asusta, pero no hubo en estos últimos años un Oviedo con semejante pinta de candidato que el actual. Sobra decir que en una industria tan resultadista como la del fútbol nada de esto valdría si el equipo no estuviese ganando. Pero se puede decir: la cosa pinta bien. Se vio en Albacete: con una versión floja, más oportunista que otra cosa, el Oviedo aprovechó las suyas, el rival las falló y los tres puntos viajaron por la Variante rumbo a la capital. Pero el secreto es más amplio. El equipo de Carrión, que iría primero si solo contase la etapa del catalán, es un candidato real porque club y entrenador van en la misma dirección, con pocas diferencias, que se arreglan en el día a día.

He ahí el caso de Luismi, con más importancia de la que aparenta. Hace unas semanas meses, al Oviedo le llegó una buena oferta por el centrocampista del Juárez mexicano. El andaluz, de 31 años, mejoraría notablemente su sueldo y probablemente firmaría su último gran contrato como jugador de nivel. Para el club la operación era ventajosa: el futbolista acababa su vinculación, la entidad percibiría un buen pellizco y además se ahorraría un salario importante. Hubo voces que apostaban por dar luz verde a aquella operación. Pero Carrión fue claro: dijo dentro y fuera que contaba con el centrocampista, que era clave mantenerlo para que el Oviedo pudiese luchar. Jesús Martínez, que no veía del todo claro desprenderse del jugador sin tener un recambio atado y por la suma que le ofrecían, hizo caso al entrenador. Luismi se quedó, es intocable, da carácter a un equipo creador y pequeñas decisiones como esas son las que acaban dando sentido a un proyecto. También sucedió con Bretones. Rechazó un pastizal, pero también el Oviedo priorizó la temporada actual a hacer caja. Todo eso, más una buena inyección en el mercado de invierno, provoca que hoy y ahora, con todo por delante, el equipo tenga madera, fondo de armario y posibilidades reales de luchar con los mejores para volver a lo más alto. El único pero es la lesión de Costas, el mejor defensor. De momento Luengo aguanta. Que siga.

Se nota que Bretones, un motor por la izquierda, quiere ascender de azul

Es difícil encontrar en el fútbol profesional una progresión tan frenética como la de Bretones. Hace pocos años era un extremo en el Langreo y hoy es uno de los mejores laterales de la categoría. Bretones rechazó al Almería en una decisión mareante: dijo no a un contrato cuyo montante total rondaba los 6 millones de euros. Lo hizo por intentar ascender de azul. Y se nota. Tuvo un importante mérito en la victoria en Albacete.

Seoane aporta desde el banquillo: Carrión tenía toda la razón del mundo sobre él

Carrión lo destacaba y lo destacaba en las ruedas de prensa. Para él, Seoane era un ejemplo dentro y fuera. Ocurrió que la competencia es tan grande que acabó por sentarle, pero uno de los fichajes del curso se está quitando poco a poco el sambenito que se le colgó. Lo está haciendo desde el banquillo, como el pasado sábado, con intervenciones de calidad y goles decisivos. Tener a Seoane enchufado es buena señal.

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