Opinión

Sobre los síntomas del aparato urinario inferior

El diagnóstico precoz es determinante para administrar un tratamiento individualizado

Sobre los síntomas del aparato urinario inferior

Sobre los síntomas del aparato urinario inferior

Recientemente hemos visto en las noticias que el rey Carlos III ha sido operado de un "agrandamiento de la próstata", en Londres. Dada su edad, tampoco es una rareza.

Es lógico pensar que, previo a la cirugía, sus médicos le habrán pautado distintos fármacos para intentar mitigar los síntomas a nivel del aparato urinario inferior (STUI) causados por ese agrandamiento prostático al que conocemos en medicina como hipertrofia benigna de próstata (HBP).

En España, si analizamos aquellos hombres que presentan STUI pero que no sean de origen prostático, el 25 por ciento de la población masculina de más de 40 años presenta estos trastornos.

En la actualidad, el tracto urinario inferior se considera una unidad, y es conocida la importancia de la vejiga en la aparición de los STUI que, clásicamente se han atribuido a la próstata. Bien es cierto que la HBP es la patología del varón que más se asocia con estos STUI. Ahora bien, existen otras patologías del tracto urinario, cardíacas y metabólicas que pueden manifestarse con síntomas parecidos.

Los síntomas de llenado –urgencia para orinar, aumento de la frecuencia miccional tanto diurna como nocturna, e incontinencia de urgencia– son más indicativos de disfunción vesical, como lo es la entidad que conocemos como "vejiga hiperactiva".

Los síntomas de vaciado son: dificultad para iniciar la micción; disminución en la fuerza del chorro y con cortes; micción en regadera y goteo postmiccional. Estos son más frecuentes en presencia de patología prostática.

La prevalencia y gravedad de los STUI en los varones aumenta con la edad, de forma que hasta un 40 por ciento de los hombres mayores de 60 años tiene alterada su calidad de vida por ello.

Los STUI en el varón pueden ser la manifestación clínica de diversas patologías, como una HBP, vejiga hiperactiva, hipoactividad del detrusor-músculo de la vejiga, estenosis o estrechez a nivel de la uretra, patología infecciosa, cancerígena, neurológica, metabólica e incluso por fármacos que aumentan la diuresis (diuréticos). Bien es cierto que la HBP es la causa más frecuente.

En cuanto al tratamiento de la HBP, se puede comenzar con fármacos que dilaten el esfínter vesical en el momento de la micción (alfabloqueantes), y así mejorar el flujo miccional, el vaciado vesical y, por ende, aumentar el bienestar del varón. Si la próstata es demasiado voluminosa, pueden añadirse otros productos del arsenal terapéutico para intentar reducir el tamaño prostático.

Pero si, a pesar de los tratamientos arriba mencionados, existe un mal control de los síntomas, o aparecen infecciones urinarias (ITU) de repetición, o hay un daño renal secundario a la obstrucción a la salida de la orina por la HBP, o aparecen piedras o litiasis en la vejiga, o existe sangrado en la orina –hematuria–, o el varón se queda sin poder orinar, lo que conocemos como retención aguda de orina (RAO), habrá que plantear pasar a un siguiente escalón terapéutico, como es la cirugía en cualquiera de sus diversas modalidades: láser, vaporización, RTU... La técnica quirúrgica por indicar dependerá del tamaño de la próstata y de la preferencia y habilidad del cirujano-urólogo.

De ahí que el diagnóstico precoz sea muy importante, pues habrá que realizar un diagnóstico diferencial para administrar el tratamiento más adecuado en cada caso. No olvidemos que cada paciente es un mundo y, por lo tanto, el tratamiento ha de ser individualizado.

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