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Hace ya cierto tiempo que un afamado poeta español decía que la poesía era un arma de combate para transformar el mundo… Han pasado décadas y comprobamos con cierta desazón que la paz se nos resiste y que lo que es transformar el mundo para mejor, pocos cambios se han producido. Sigue habiendo opresión, ansias de poder, y se cometen atrocidades en nombre de una supuesta libertad, la mía, no la tuya, y cada cierto tiempo la semilla de la discordia, del odio, anida en nuestros corazones y estos explotan derramando sangre a raudales en diferentes partes del mundo, hasta en la misma Europa, el viejo continente, que llevaba más de 77 años con relativa paz y sin grandes conflictos, a no ser la llamada guerra yugoslava de los 90.

Desde el nefasto y trágico amanecer del 24 de febrero del 2022 han saltado todas las alarmas y se abren todas las posibilidades de exterminio humano y el pretexto es el mismo: ambición humana, ansia de poder, de dominio, y el precio el de siempre: huidas, separaciones, éxodo, genocidio… Y que mueran más o menos personas que más da, lo único importante es  el objetivo: subyugar a Ucrania, sea como sea y a costa de lo que sea.

Y en esas estamos, hoy , sábado, 5 de marzo, cuando escribo y llevamos diez días de la invasión rusa de Ucrania, país granero de Europa, y donde la escalada bélica no atisba ninguna solución, antes, al contrario, ánimos más enconados y los fallecidos de ambos bandos se cuentan por cientos, miles… . Mientras, nosotros, testigos asombrados y preocupados de los hechos, recibimos el Carnaval, miramos o escuchamos televisión, radio, en busca de alguna noticia esperanzadora,  y empezamos a padecer las nefastas consecuencias económicas del conflicto: subidas de gasolina, luz, gas... Bajada de casi diez puntos en la Bolsa en una semana, subida de la prima de riesgo... Hasta ayer, 4 de marzo, no se han enviado armas y municiones, ya que algún grupo político, preocupado por la paz, no consideraba lícito que los ucranianos se defendieran del invasor, ya que, según ellos, incrementaría la violencia.

Si la diplomacia ya trabajó en los preámbulos al conflicto, ahora que estalló y se recrudece, incrementa su labor, en busca de un diálogo fructuoso que lleve a la paz. Y en ese escenario se han oído opiniones que dejan a uno preocupado y asustado. Uno siempre cree que quien invade otro país, es invasor y como tal debe ser tratado, y que es legítimo que el invadido quiera defenderse, y es lógico que busque ayudas, apoyos en la comunidad internacional, especialmente en Europa, que eviten tal atropello. Hablamos de hemos consumados, no de meras suposiciones. Todos esto tiene rostro humano.

Las noticias y comunicados de estos días me han llevado a plantearme un tema que siempre me ha preocupado cuando se habla de política y que repercute en su buena marcha , y es si quien ejerce actividad de política tiene la suficiente libertad de conciencia para expresar lo que siente en momentos tan cruciales como los que estamos viviendo. Huyamos del hombre/mujer clínex. A tenor de lo escuchado durante estos días da la impresión que hay personas e incluso grupos políticos que no se representan a sí mismos, sino que tienen que velar por los intereses de su amo o pagador, a pesar de los abusos y deslices que este cometa, y esto francamente, no nos lo merecemos los españoles en estos aciagos y agobiados momentos que vivimos.

De todo lo dicho y visto durante estos días se sacan las siguientes conclusiones:

1. Que Europa es un continente débil que no puede defenderse por sí mismo, que necesita del apoyo de la OTAN, y esa debilidad se refleja en los comportamientos de los de los diferentes líderes europeos; que quizás vaya siendo la hora de tener una Defensa europea propia.

2.  Esta sensación de debilidad la trasmite más acusada aún el gobierno de España, que no tiene la autonomía y libertad necesaria para tomar decisiones que toda persona de bien justifica y apoya: ayudar a defenderse al gobierno ucraniano.

3. Por último ,de todo lo publicado y dicho me quedo con las certeras ,claras y oportunas palabras del Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell,  que en el Pleno Extraordinario del pasado 1 de marzo de 2022 en el Parlamento Europeo dijo que “nadie puede mirar para otro lado cuando un potente agresor agrede sin justificación alguna a un vecino mucho más débil", que "nos acordaremos de quienes en este momento solemne no están a nuestro lado” y otras expresiones de hondo calado que nos deben hacer reflexionar a todos.

Sigo pensando como Gabriel Celaya que estas cosas ocurren entre otras muchas causas, porque no se lee poesía, que ennoblece y atempera los ánimos y porque se ignora y desprecia todo lo humano. El próximo día 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía y Asturias Capital de la misma, debemos hacer lo posible para que Política, Poesía y Paz vayan de la mano, ya que las tres empiezan por la “p”  de prójimo, próximo, próspero.

 La Paz exige política. La Guerra es el fracaso de la misma.

P.D:  “Mi partido es la Paz… No pido votos” (Gloria Fuertes)

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