Opinión

Una agenda seria para las comunicaciones de Asturias

Reivindicar cuando haga falta y trabajar codo con codo desde distintas administraciones por el avance de la región es la mejor vía para coger con garantías el tren del futuro

Una agenda seria para las comunicaciones de Asturias

Una agenda seria para las comunicaciones de Asturias / LNE

Después de sucesivas demoras que llegaron a exasperar a la ciudadanía y al Gobierno asturiano, cuyas relaciones con el Ministerio de Transportes han sufrido un fuerte desgaste durante las últimas semanas, ya se conoce la fecha para el inicio de la venta de billetes para los nuevos trenes Avril de la línea de alta velocidad Asturias-Madrid. El 18 de abril es el día señalado, con la vista puesta en que los convoyes que sustituyen a los Alvia puedan empezar a circular por la Variante el 21 de mayo. El esperado anuncio, una gran noticia, debe convertirse en la estación de salida para establecer por fin una agenda seria de las comunicaciones de Asturias, sin postureos ni demagogias.

No parece mal inicio para la necesaria hoja de ruta de las comunicaciones asturianas el decálogo de propuestas enumerado esta semana en el Parlamento regional por el presidente del Principado, Adrián Barbón, como llamada de atención al Ministerio. Todas ellas requieren sin duda primero de la complicidad y después del compromiso firme del departamento que dirige el socialista Óscar Puente, a quien no sería justo responsabilizar de una deuda histórica pero al que sí procede recordarle que tiene en su mano la ocasión de darle un vuelco. De esa agenda se antoja irrenunciable la apuesta por la alta velocidad y el Corredor Atlántico; el cumplimiento del plan de cercanías ferroviarias; dotar de un nuevo sistema de bonificaciones el peaje de la autopista del Huerna, uno de los más elevados del país; dar una solución que contente a los vecinos de la zona oeste de Gijón tras el fallido proyecto subterráneo del vial de Jove; mejorar las comunicaciones del Suroccidente, una de las comarcas más desatendidas de la comunidad autónoma, y licitar con urgencia el enlace de Robledo.

Sorprende sin embargo que en el cuaderno de quejas que Barbón elevó esta semana al Ministro no se haga alusión a la ronda de Oviedo, una obra muy demandada por el gobierno municipal, ni tampoco a la de Avilés; y que sin embargo se reclame la recuperación de la autopista del mar Gijón-Nantes, aun a sabiendas de que para restablecer esta línea marítima es condición indispensable el concurso de la iniciativa privada.

Un mes arriba o abajo no es una cuestión crucial en actuaciones públicas del calado de la variante de Pajares, una monumental y costosa obra de ingeniería civil que permitió atravesar la rocosa coraza caliza de la cordillera Cantábrica para acercar Asturias por ferrocarril al corazón del país, donde conviven sístole y diástole de la economía nacional, con la ventaja que eso supone para el transporte de personas y mercancías. Sí quedaría sin embargo en el debe regional como un lamentable error no obtener ahora el máximo partido y el mayor rendimiento de una infraestructura llamada a marcar un antes y un después por su innegable influencia positiva en las cuentas de la región, sea por el lado del turismo o por el de la logística del transporte, con notables beneficios para las dársenas de Gijón y Avilés. Si el aislamiento forjó antaño el carácter asturiano, el acercamiento al centro neurálgico permitirá hacer más emprendedor y cosmopolita ese modo de ser.

No se trata de pedir por pedir, sino de ser realistas y valorar sin demagogias, sin tomar al ciudadano por tonto ni crear falsas expectativas, qué infraestructuras se pueden asumir y en qué plazo. Es inadmisible que la construcción de un tercer carril en un pequeño tramo de cuatro kilómetros de la "Y" se eternice o que con cada Gobierno se regrese inevitablemente a la casilla de salida en el plan de vías de Gijón. Las frecuentes demoras que la región sufre en actuaciones que conciernen a la Administración del Estado exigen a su vez del Gobierno asturiano una actitud valiente y reivindicativa frente al poder central de Madrid. En ese empeño, el Ejecutivo autonómico contará siempre con el apoyo de la sociedad civil. En este momento crucial para el futuro inmediato de la región no es de recibo ni resulta edificante la utilización de las infraestructuras como ariete partidista. El bien común exige a los grupos políticos altura de miras, por encima de intereses de siglas.

Con la Variante se ha abierto un camino para cambiar la mentalidad de los asturianos, para trocar el pesimismo en voluntad de progreso; para transformar el decaimiento en autoestima. Reivindicar cuando haga falta y trabajar codo con codo desde distintas administraciones por el avance de la región es lo que necesita hoy Asturias. Es la mejor vía para coger con garantías el tren del futuro.