La Nueva España de Siero

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José Antonio Coppen

Bitácora de Lugones

José Antonio Coppen Fernández

El placer de comer

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Se nos ocurre reflexionar sobre este acto imprescindible para vivir. Claro está, se puede comer por hambre y también por antojo, por lo que es lógico que tomemos el alimento como medio de vida y placer. Ahora bien, debemos comer para vivir y no vivir para comer. Como todas las emociones, los placeres no deben superar lo razonable. Miguel de Cervantes nos dejó dicho: "Come poco y cena poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago".

No existe alegría humana con el estómago vacío. No puede decirse que sea dichoso ningún hombre en tanto no tenga cubiertas las mínimas necesidades que le demanda el estómago, pero tampoco puede llegar a afirmarse que toda la historia humana atestigua que desde el bocado de Eva, la dicha del hombre depende exclusivamente de esta actividad. Lo que sí tal vez cabe añadir es que el principal origen de las revoluciones tiene su origen en el estómago. Antes de proporcionarle cultura a un pueblo hambriento, más sensato y estimulante será ofrecerle alimentos necesarios para su sustento.

Y es oportuno recordar que ha de comerse lo necesario, no lo que sobra, pues el exceso anula el placer. Un empacho acaba empañando el disfrute y provecho de un buen almuerzo. Para que realmente constituya los efectos de un placer, debe colaborarse con las operaciones del organismo que atañen a la digestión para que esta se desarrolle sin agresividad. Queda claro, pues, que el verdadero placer de estos menesteres no radica en la necesidad, sino en el deseo. El hambre cuanto más se prolongue, más acucia su sofoque por medio de la ingestión de alimentos, con la misma premura que el agua apaga el fuego.

En cualquier lugar de la tierra, todos los acontecimientos positivos de la vida se celebran en torno a una buena mesa: homenajes, entrega de premios, reencuentros, efemérides, pactos... Hasta se ha dicho por parte del abogado y escritor escocés James Boswell que una comida lubrica los negocios. Dicho todo lo cual, no podemos sustraernos a añadir que un hombre puede experimentar además otros muchos placeres complementarios de la vida, pero ello no le permitirá alcanzar la paz mental, pues es claro que la felicidad es un estado mental. Para ello tenemos que procurar vivir satisfechos con nosotros mismos, conformarnos (sin ser conformistas) con lo que tenemos, buscando elegancia en vez de lujo. Y hemos de procurar soportarlo todo jovialmente, siendo conscientes que los placeres son pasajeros y que no nos eximen del dolor, recordando que los bellos caminos suelen ser cortos.

Revista El Carbayu. J.M. Miranda, encargado del diseño y coordinación, nos hizo entrega de un ejemplar de esta revista anual, que se publica desde el año 1973. Sigue cumpliendo con el objetivo para el que nació, que no es otro que recoger los principales acontecimientos acaecidos durante el año en la localidad. Y hay que felicitar a cuantos han intervenido en esta edición. Los dos últimos años no se editó por la dichosa pandemia. Antes del pregón y presentación de las fiestas, a cargo del popular Vicente Prado "El Pravianu", el 31 de julio, domingo, hay misa en honor del patrono de Lugones, San Félix, y posterior traslado en procesión a la capilla de El Carbayu.

Murales en el concejo. Vemos por LA NUEVA ESPAÑA del sábado, que se ha plasmado en una fachada en Lieres un nuevo mural de gran tamaño relativo a un oso. El artista ha sido Diego As. Pues enhorabuena. A propósito de los distintos murales que se vienen distribuyendo por distintos puntos, me permito sugerir a las autoridades competentes en la materia, que cuando piensen en un nuevo mural para Lugones, se tenga en cuenta al urogallo. Ya tenemos echado el ojo a la pared adecuada. No hay otro lugar mejor.

Peatonalización de calles. Después de la calle Rafael Sarandeses, ahora el alcalde, Ángel García, anuncia otra peatonalización, la de la calle Severo Ochoa, donde estuvo el ambulatorio, y desde hace años la oficina de empleo. Esto es un no parar.

Perlas de la sabiduría. No es ninguna novedad señalar que la manía persecutoria es una enfermedad generalizada. Y se advierte que en sentido más amplio es la enfermedad social por antonomasia.

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