Opinión

Inteligentes como tú y como yo

Voy a hablar hoy de una tontuna que escuché el pasado viernes en Gijón. Os cuento: tarde casi de verano, incluso con bastante gente en la playa. Iba caminando por el paseo del Muro, que en tardes como esa es una delicia, cuando oí a una pareja que venía hablando detrás mía, y ella le comentaba a él algo acerca de las distintas vestimentas deportivas de hombres y mujeres, y que los hombres vestían ropas normales pero las mujeres, ya desde bien jóvenes, tenían casi la obligación de usar prendas ceñidas que les marcaran el cuerpo, y la chica criticaba eso. De acuerdo, vale.

Pero después vino la tontuna que os decía; va ella y le dice a él: "Es increíble que haya padres inteligentes con carreras, como tú y como yo, que permitan eso a sus hijas". Plas. Ahí me quedé. A ver, campeona, querría haberle dicho a aquella buena chica, qué quieres dar a entender, ¿que si no tienes una carrera estudiada, como al parecer la tenéis tú y tu compañero, o si no has tenido ocasión de poder estudiarla o has decidido otra opción, es que entras directamente en la categoría de los bobos? Talmente, eso quise entender de esa frase de la chica.

Aquello no me sentó bien, porque afortunadamente he tenido la suerte de coincidir en mi vida con muchas personas con muy pocos estudios o sin ellos, pero con una humildad y una sabiduría que a los trece segundos y medio de escucharles ya te das cuenta de que lo que te toca es oír, callar y aprender. Así de fácil. Y además también coincide que ese tipo de personas tienen por lo general un saber estar y una educación que para si la quisieran muchos de esos inteligentes "oficiales".

Y ahora solo tres apuntes que recuerdo cada vez que me sitúo frente a unas de esas personas que piensan que para ser algo o alguien tienes que tener una amplia vida académica. El primero me lo dijo mi padre cuando empecé, todo contento, a estudiar Derecho: "Ten en cuenta que vas a empezar la carrera teniendo cuatro nociones básicas de lo que es el derecho; y la vas a terminar con esas mismas cuatro nociones pero mucho más embarulladas". Así fue la cosa.

Segundo, y como continuación de lo anterior: la asignatura más difícil en cualquier carrera, o profesión, o en la propia vida, es la misma en todas: la experiencia. Y eso, compañera, no se consigue estudiando, sino viviendo y aprendiendo. De ahí esos trece segundos y medio que antes decía para escuchar a la gente que realmente sabe, aunque la vida no les haya posibilitado estudiar una carrera.

Tercero y último: ¿Sabéis cuál es la frase más aplaudida en la historia de la entrega de los premios Nobel? Os lo digo: fue la de José Saramago, premio Nobel de literatura en el año 1998, quien empezó su discurso diciendo: "El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía ni leer ni escribir". Era su abuelo. Si tenéis algún momento que ganar en vuestra vida leed ese breve discurso en internet; claro que vale la pena, incluso a los que como yo andamos algo "colgadillos" del Camino de Santiago os comento que hace mención a él; y si llegáis al final leeréis cómo cuenta que "tenía un abuelo berebere, llegado del norte de África, otro abuelo pastor de cerdos… ¿qué otra genealogía puede importarme? ¿En qué mejor árbol me apoyaría?… Ahora soy capaz de ver con claridad quiénes fueron mis maestros de vida: los que más intensamente me enseñaron el duro oficio de vivir".

Ojalá que aquella chica del muro pueda leer este artículo. Sí.