Opinión

Sobre herencias y menores

La administración de los bienes que pueden recibir si uno de los progenitores fallece

Vamos a tocar hoy un tema jurídico, que hace ya tiempo que no lo hacemos. Se trata de algo que hoy en día se nos plantea en bastantes ocasiones, os cuento: padre o madre divorciado, con hijos menores, que quieren hacer testamento para nombrar herederos a sus hijos, sí, pero que no quieren que si faltan ellos siendo los hijos menores de edad, el otro progenitor pueda administrar los bienes que ese hijo pueda recibir por su herencia.

Ya digo que esto es algo que se nos plantea últimamente muy a menudo; la respuesta está prevista en el propio Código Civil que exceptúa de la administración paterna los bienes que los menores reciban por título gratuito, es decir por herencia o por donación, cuando el disponente lo hubiera ordenado de manera expresa. O sea, que basta con incluir en el testamento una cláusula en la que se nombre a la persona que nosotros elijamos para que administre los bienes que nuestro hijo pudiera recibir si faltamos siendo ellos menores de edad, para que el otro padre no tenga capacidad alguna para decidir sobre el uso o el destino de esos bienes. Incluso sobre una parte de la herencia podríamos poner algún límite aún para después de que cumplieran dieciocho años, pero eso aquí solo lo menciono sin entrar en mayores profundidades, por no hacer muy larga esta exposición. Son formas de intentar proteger ese patrimonio del hijo hasta que este alcance una madurez que le permita administrarse por sí mismo.

Hay que tener en cuenta que lo expuesto es también válido para los casos en los que sean los abuelos los que quieran dejar algo para sus nietos, que también se nos da a veces esa circunstancia, claro. Como hemos dicho, es un supuesto aplicable para cualquier situación en la que un menor reciba bienes a título gratuito y así lo disponga quien se los transmite.

Por otra parte, hay también que tener en cuenta que en todo caso si se quisiera vender algún bien inmueble que el menor hubiera podido recibir, sería necesaria autorización judicial mientras el menor no haya cumplido dieciséis años; a partir de esa edad, basta que el menor consienta la venta para que esta se pueda formalizar.

Y ahora, la anécdota. Evidentemente después de unos cuantos años de profesión uno recuerda bastantes situaciones pintorescas relacionadas con testamentos. La que voy a contar hoy la viví con Manuel Valencia, ese extraordinario notario de Pola al que muchos tuvisteis la suerte de conocer y tratar. Los que lo hicisteis seguro que os acordáis de él. Fue hace ya unos cuantos años. Tuvimos que ir a una casa de una aldea cercana; de aquella era muy normal que nos llamaran para ir al domicilio de alguien que estaba en las últimas y que no se quería ir sin hacer su testamento. Afortunadamente ahora lo normal es que nos acordemos de hacerlo antes. La cosa es que llegamos allí, entramos en la habitación donde estaba el paisanín, y nos lo topamos echado en la cama perfectamente vestido, es decir, de traje y corbata. Le pregunto a la hija en un aparte que a qué se debe eso, pensando incluso con algo de sorpresa que ya lo habían preparado para actos posteriores… Me contesta ella que su padre quería hacer el testamento con su mejor ropa, y que incluso tuvieron que ponerle los zapatos, porque el buen hombre quería estar elegante para la ocasión. Así fue aquello, sí.

Bueno, y volviendo a lo de antes y como siempre que tocamos un tema jurídico, acabo recordando que lo dicho no es más que un breve acercamiento al tema, y que para conocer más sobre el mismo se olviden de internet y consulten a los correspondientes profesionales, que para eso estamos. Por cierto, nosotros seguimos donde siempre, en Marquesa de Canillejas. Ahí mismo.