Noreña,

Franco TORRE

Las cifras son abrumadoras: 800 kilos de carne de cerdo, 3.000 raciones, decenas de personas trabajando, miles de visitantes... El día del gochu no está considerado como el día grande de las fiestas del Ecce Homo, etiqueta que se coloca al domingo debido a la celebérrima procesión, pero como si lo fuera. De hecho, la jornada dedicada a la degustación de la carne de cerdo es, sin duda, la más esperada por vecinos y hosteleros, quienes ven en esta celebración la materialización de la auténtica esencia de la Villa Condal, marcada a fuego por el desarrollo de una industria chacinera que ha propiciado el despegue económico y social experimentado por Noreña en el último siglo. Sin duda, hay mucho que celebrar.

Cambio de escenario

No obstante, este año se ha asistido a un día del gochu singular, puesto que se ha cambiado el lugar en el que, tradicionalmente, Sonofe repartía de manera gratuita las raciones de carne de cerdo entre los visitantes. Del incomparable marco que presentaban los jardines del Ayuntamiento, los organizadores del evento se han decantado en esta ocasión por lo práctico, habilitando una gran barra en la entrada de la sala polivalente, situada en la calle Ramona Rodríguez Bustelo, aunque en realidad el año pasado ya hubo un improvisado ensayo general, puesto que la persistente lluvia obligó a Sonofe a instalarse en estas mismas dependencias.

De hecho, la nueva situación del puesto de Sonofe dio una de las imágenes del día: la de decenas de personas haciendo cola para recibir su ración, una cola que bajaba por la calle del Reloj hasta la dedicada a Camilo Alonso Vega, curiosamente marido de doña Ramona.

Fabada en vez de carne

No obstante, el protagonismo en este día no responde solamente a la sociedad de festejos. Cada local de hostelería y cada asociación de Noreña celebró el evento invitando a degustar a los vecinos y visitantes generosas raciones de carne de cerdo, empanadas, tortilla y, por supuesto, chorizos sabadiegos.

Como los que la Orden del Sabadiego, caballeros del buen yantar, invitaba a degustar a cuantos visitantes se acercasen por su local, que, debido a la cercanía con la sala polivalente, estaba atestado de gente.

En definitiva, un año más, el día del gochu cumplió las expectativas de todos. Por no faltar, ni siquiera faltaron propuestas alternativas, como la del club social El Garitu, que aparcó por un año la carne de cerdo y celebró con una buena fabada su undécimo aniversario.