Copenhague, Agencias

La cumbre de la ONU sobre el cambio climático arrancó ayer en Copenhague con la mayor representación de la historia y con un claro mensaje sobre la necesidad de lograr un acuerdo global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta, pese a las divergencias entre países ricos y pobres.

El responsable de la ONU sobre cambio climático, Yvo de Boer, señaló en la ceremonia de inauguración que sólo podrá hablarse de éxito si se acuerdan «acciones significativas e inmediatas que entren en vigor al día siguiente de su clausura» e instó a los asistentes a consensuar un acuerdo «sólido y ambicioso». De Boer manifestó que la cuenta atrás ha empezado y que es hora de dar respuestas, por lo que pidió a los delegados de 192 países reunidos en la cumbre, que se prolongará hasta el día 18, un «pastel de Navidad» formado por tres capas.

En primer lugar, habrá que consensuar acciones inmediatas de mitigación, adaptación, financiación y tecnología; luego, asegurar la financiación a largo plazo; y, por último, una visión compartida sobre un futuro bajo en emisiones de CO2. El acuerdo debe ser construido «ladrillo a ladrillo» y «de abajo a arriba», afirmó De Boer, ya que ésa es la única manera de garantizar el éxito. «Se acabó el tiempo de reiterar posiciones y de declaraciones, hace falta acción real», apostilló.

La presidenta de la conferencia, Connie Hedegaard, enfatizó que es «el momento de actuar». «Sé que hay muchos obstáculos, pero depende de nosotros, de los que estamos en esta sala, y es factible», afirmó. «Ha llegado el momento de dar al mundo el rumbo correcto, mientras aún estamos a tiempo», sentenció Hedegaard.

Estados Unidos aportará «la parte justa» de los 10.000 millones de dólares anuales calculados como mínimos para mitigar las consecuencias de las emisiones de CO2 en los países en desarrollo. Así lo indicó el subdelegado de la misión estadounidense en la cumbre de la ONU, Jonathan Pershing, en el primer día de la cita internacional. Esta cifra ha sido manejada por distintos organismos en vísperas de la conferencia y calificada de realista por las partes negociadoras, aunque varias organizaciones ecologistas la consideran insuficiente y afirman que serían necesarios más de 100.000 millones de dólares.

Por su parte, el ministro sueco de Medio Ambiente, Andreas Carlgren, cuyo país ocupa este semestre la Presidencia de turno de la UE, destacó que los Veintisiete «quieren» reducir sus emisiones en un 30 por ciento, pero añadió que las propuestas de China y Estados Unidos «aún no son suficientes».

La UE, representada por la Presidencia de turno sueca en Copenhague, propone rebajar sus emisiones en un 20 por ciento en 2020, umbral que se podría elevar al 30 por ciento si otros países realizan esfuerzos similares. Carlgren indicó que el éxito de Copenhague dependerá de los compromisos de EE UU y China, y afirmó que sería «sorprendente» que Barack Obama acuda la próxima semana a la cumbre sólo para repetir los propósitos que ya comunicó la Casa Blanca hace días. Washington ofreció una reducción de sus emisiones en 2020 del 17 por ciento en comparación con el nivel de 2005.