Oviedo,

María José IGLESIAS

El economista y ex consejero socialista de Agricultura del Principado Jesús Arango defendió ayer un gran pacto político para rescatar las 500.000 hectáreas de los montes comunales asturianos, que son la mitad del territorio. Arango aprovechó la presentación de su libro «Montes comunales en Asturias», prologado por el ex presidente del Principado, abogado, escritor y articulista de LA NUEVA ESPAÑA, Pedro de Silva, para pedir una nueva colonización de Asturias, apoyada en los montes.

El salón de actos del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) se quedó pequeño para albergar a los seguidores de la doctrina agraria de Arango. Muchos siguieron las intervenciones desde el pasillo, entre ellos José Naveiras, «Pepe el Ferreiro». Los montes bajaron a Oviedo de forma simbólica. No lo hicieron solos. Políticos como el subsecretario del Ministerio de Medio Rural, Santiago Menéndez de Luarca, las diputadas socialistas Elena Díaz Palacio y Servanda García, empresarios como Francisco Rodríguez (presidente de Reny Picot), ganaderos de Berducedo (Allande), Salas o Llanes, economistas, sindicalistas agrarios y decenas de amigos, la mayoría socialistas, quisieron acompañar a Jesús Arango.

El profesor Arango, admirador de Keynes y de los economistas clásicos del XIX, clamó por un gran pacto para salvar los montes comunales, enredados en una maraña jurídica, que determine la propiedad y los derechos sobre su suelo. El primer paso para poner orden debe ser, a su juicio, crear una comisión parlamentaria en la Junta General y diseñar nuevas instituciones de gestión. El objetivo de Arango es cambiar el modelo agrario actual, heredero de la Ilustración. El ex consejero de Agricultura reivindicó la figura de su admirado Campomanes. «Me pregunto qué haría él en esta situación, porque, a diferencia de Jovellanos, que era un noble terrateniente, el conde tinetense salió de una aldea y era consciente del valor que tenía el campo». Pedro de Silva, que confió a Arango la Consejería de Agricultura entre 1982 y 1987, aseguró que Asturias es una gran reserva de naturaleza, «algo de valor superior a las grandes bolsas de petróleo». Estimó que los comunales podrían actuar como soporte de una nueva política estratégica. «Lo común puede defenderse mejor de la codicia».

Para De Silva, el progreso no siempre consiste en transformar. «Prefiero hablar de producir paisaje, un valor que de por sí ya tienen los montes asturianos, tal vez no habría que vincular su valor al productivismo». Pedro de Silva abundó en esa tesis de «producir paisaje» como un esfuerzo necesario para evitar la destrucción de la riqueza natural. También lanzó el testigo para la continuidad del trabajo de Arango -fruto de dos años de investigación financiada por el Instituto Regional de Desarrollo Rural-. «Ahora toca definir una fórmula de aprovechamiento forestal», señaló.

María Jesús Álvarez, presidenta de la Junta General del Principado y praviana como el autor, indicó que el trabajo «profundiza y hace una propuesta de futuro para unos bienes que tienen que ser un elemento dinamizador para el medio rural asturiano». Arango recomendó una hoja de ruta para destripar el libro. «Puede leerse como la "Rayuela" de Cortázar, saltando de un capítulo a otro».