Solista y creador de pop-rock independiente

Gijón, Ángel CABRANES

Luis Albert Segura pensaba que su carrera musical estaría limitada a su participación como batería en grupos como «Glycerine», «The Nash», «The Green Cherries» o «Los Valendas». Sus inquietudes artísticas le traicionaron. Comenzó a grabar maquetas en su casa de Mallorca y bajo su propio sello, Dreamville Records, editó sus tres primeros discos, antesala de su gran éxito. Junto al productor Antoni Noguera y de la mano de la casa discográfica Universal, bajo el nombre «L. A.», ha publicado «Heavenly Hell», un trabajo que ha conquistado a público y crítica. Mañana, viernes, llevará sus notas de pop-rock independiente a la Sala Albéniz, a partir de las 20.00 horas.

-De batería a solista y creador de un grupo. ¿Por qué decidió realizar un giro tan radical?

-Hace tiempo que intentaba componer y grabar maquetas. Ha sido una evolución natural, en la que he pasado de estar detrás de los tambores, al fondo del escenario, a ponerme delante. En un principio, hacer solos con la guitarra siempre fue mi «plan B». Me sigo considerando más batería que otra cosa, un batería renegado (se ríe).

-Creo que fue un concierto puntual lo que le empujó a esto.

-Sí. Fue en el café teatro Lisboa, en Mallorca. Pensaba que irían mis padres y colegas, pero de repente se llenó la sala. Ahí fue cuando me di cuenta de que podía pasar algo. Presentaba mi primer disco autoeditado («Grey coloured melodies») y eso me animó a ir más allá. Grabé el segundo («Bell Flower boulevard»), luego llegó el tercer disco («Wellcome Halloween») y todo condujo a mi cuarto disco, «Heavenly Hell».

-Un último trabajo que acaba de ver la luz pero comenzó a gestarse en 2007 ¿Es cierto que le ha costado una ruptura sentimental y la quiebra económica?

-Ha habido de las dos cosas. Me he arruinado varias veces. No contar con mucho dinero y enfrascarte en un proyecto de tres años es complicado. La inversión fue tanto mía como de Toni (Antoni Noguera). Él creyó que teníamos que cambiar de mesa para grabar e invirtió en una mesa de mezclas de casi 30 millones de pesetas. Esta grabación se ha llevado por delante un montón de cosas, pero ha merecido la pena.

-Usted mismo da música y voz a su disco, aunque para los directos cuenta con viejos amigos.

-Hasta la fecha me lo grababa yo todo, pero en este último trabajo Antoni Noguera ha hecho de productor y de instrumentista también. Ha sido un mano a mano entre los dos. Él ha ejercido de maestro de obras y yo he aportado mi imaginación. Para los conciertos he querido rodearme de compañeros. Carlos Pilán, guitarrista, fue con el que monté mi primer grupo, «The Green Cherries»; Ángel Cubero, con el que compartí base rítmica en «The Nash», también está conmigo en el bajo y después figuran Pep Mulet y Toni Alorda, dos grandes amigos. Somos una banda de colegas que hacemos lo que nos gusta y encima, lo pasamos bien.

-Encontró el respaldo de la crítica al ser invitado al Festival Internacional de Benicàssim sin haber publicado «Heavenly Hell».

-Sí, fue muy interesante y un premio para nosotros. Hay que tener en cuenta lo difícil que es entrar en este tipo de eventos. Los organizadores vinieron a vernos a un concierto a Madrid y les gustó mucho. Confiaron en nosotros y esperamos poder repetir este año.

-¿Cómo definiría su último trabajo?

-Hay dos influencias claras, que también son las que me han marcado. Hay una base británica, que viene desde la música que ponían mis padres hasta la que yo consumí, como grunge y rock alternativo americano tipo «Smashing Pumpkins» o «Counting Crows». Pasa una cosa curiosa, y es que engancha fácil a gente muy dispar. Hay personas que piensan que el rock no les gusta, que escucha a Bisbal y que, sin embargo, les ha gustado nuestro disco.

-¿Qué ofrecerá en su directo al público gijonés?

-Se encontrarán las diez canciones del disco y un par de temas de otros anteriores que estamos probando para ver si los grabamos de nuevo. También habrá alguna versión. Será un buen concierto de rock.

«Hacer solos con guitarra era mi "plan B"; me sigo considerando más batería que otra cosa, un batería renegado»