Oviedo

Pocas patentes, escaso liderazgo internacional en la mayoría de los campos, y rigidez y burocracia del sistema. En algunos casos se trata de efectos y en otros de causas de un déficit de excelencia de la investigación española.

Son conclusiones del informe de los científicos agrupados en la COSCE, la principal agrupación del sector. «Todo ello», señalan, «exige mayores dosis de iniciativa y creatividad, que sí son posibles con un sistema que posea más autonomía y flexibilidad, así como una rendición de cuentas exigente, en el estilo de los grandes centros internacionales».

Se abren nuevos interrogantes sobre el futuro inmediato de una ley que había logrado, si no consenso, sí escasas críticas por parte del estamento político y a la que se había acusado de continuista respecto a la ley vigente, la de 1986, una buena ley para los científicos. La decisión ahora es política y tiene mucho que ver con la estrategia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.