Oviedo, Eduardo GARCÍA

«Entre talento y fidelidad, ¿por qué optamos? Es una pregunta que se hace el viceconsejero de Ciencia del Principado de Asturias, Herminio Sastre. Y se contesta él mismo: hay que elegir talento, que es tanto como decir que es preciso contratar a los jóvenes investigadores «por lo que han hecho» y no sólo por lo que nos proponen hacer.

El Principado destina todos los años unos tres millones de euros en ayudas a través de líneas de becas (ahora se llaman ayudas) que en ocasiones chocan con la oferta de la Administración del Estado. Nunca hubo tantas posibilidades para los licenciados, pero por eso mismo nunca hubo tampoco tanta competencia. Unas 400 personas se benefician en la región de las ayudas para trabajar e investigar en instituciones sin ánimo de lucro. La Universidad, en su inmensa mayoría (cercana al 90%), y en los centros de investigación, bien de titularidad regional o nacional.

En la última convocatoria del programa de ayudas «Severo Ochoa» del Principado, se presentaron unos 130 aspirantes para 48 plazas, una oferta que se mantiene más o menos estable. Son ayudas mientras se prepara la tesis doctoral, con un contrato de cuatro años, de los que dos son en régimen de becas (con Seguridad Social) y otros dos con contrato. Cobran unos 1.200 euros al mes y la concesión en Asturias se produce después de que lo haga Madrid con unas ayudas muy similares.

El Estado sufraga con el mismo sueldo a unos 30 becarios anuales del programa Formación del Profesorado Universitario (FPU), futuros docentes de la institución académica. Son otros cuatro años de formación.

Con el doctorado en la mano, el Principado tiene una nueva línea de ayudas, el programa «Clarín». Las llamadas becas «postdoc» se ofertan cada dos años, son treinta y dos tercios de las cuales son para estancias en el extranjero (el sueldo está en función del país de destino), en ocasiones en las grandes instalaciones de la red de centros europeos. «Necesitamos tener españoles por el mundo. No podemos tener a gente que no se haya movido de casa, porque la movilidad es tan importante o más que la propia carrera», estima Herminio Sastre.

Un joven recién licenciado puede adscribirse a un programa de ayudas, como el referido «Severo Ochoa». Tendrá cuatro años por delante para llevar a cabo la tesis. Habrá que sumar otros dos años de una ayuda «postdoc», bien en España o bien en el extranjero. De regreso puede aspirar a becas ministeriales de personal investigador o contratos temporales en la Universidad, centros tecnológicos o fundaciones. No menos de ocho años de aprendizaje pero también de inestabilidad laboral. Por lo menos, hasta los 30 años.