Washington, Agencias

Científicos estadounidenses encabezados por el premio Príncipe de Asturias Craig Venter han creado por primera vez una célula controlada por un genoma sintético. En un informe divulgado por la revista «Science», Venter señala que esperan usar el método para estudiar la maquinaria biológica y crear bacterias diseñadas para resolver problemas ambientales y de energía

Craig Venter, padre del genoma humano, ha logrado fabricar en el laboratorio el ADN completo de la bacteria «Mycoplasma mycoides» e introducirlo en otra célula recipiente de otra especie llamada «Mycoplasma capricolum». El equipo de veinticinco científicos, encabezado por el fundador del instituto, Craig Venter, premio «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica y Técnica en 2001, y en el que también se encuentran, entre otros, el Nobel de Medicina Hamilton Smith y Dan Gibson -autor principal del estudio de «Science»-, había afirmado que éste era el paso definitivo para asistir al nacimiento en el laboratorio de un organismo artificial. Ya había sintetizado un genoma bacteriano y lo había trasplantado de una bacteria a otra.

Para su investigación, los científicos sintetizaron el genoma de la bacteria «M. mycoides» a la cual agregaron secuencias de ADN para distinguir ese genoma de uno natural. Según el informe, crearon lo que los científicos califican como una «célula sintética», aun cuando sólo el genoma es sintético. «Ésta es la primera célula sintética que se ha hecho y la llamamos sintética porque está totalmente derivada de un cromosoma sintético», manifestó Venter.

Agregó que se logró con cuatro tipos de sustancias en un sintetizador químico a partir de información proporcionada por un ordenador. El científico manifestó que el procedimiento puede ser un instrumento importante para manejar procesos biológicos. Con este método los científicos proyectan diseñar algas que puedan atrapar el dióxido de carbono y producir otro tipo de hidrocarbonos de utilidad en refinerías. También podría usarse en la creación de nuevas sustancias o ingredientes alimentarios, la producción de vacunas y hasta en la limpieza del agua. «Esto se convierte en una herramienta muy poderosa para tratar de diseñar lo que queremos que haga la biología. Tenemos una amplia gama de aplicaciones en mente», dijo Venter.

Desde hace años, Venter trabaja con la idea de diseñar organismos que puedan ayudar a combatir el cambio climático. «No hay ninguna alga natural que conozcamos que pueda hacer esto en la escala que nosotros necesitamos, así que podemos usar las nuevas técnicas de genómica sintética para desarrollar nuevas algas a partir de las que ya existen o desarrollar otras que tengan las propiedades que queremos que tengan», explicó Venter.

«Creo que lo más importante es que estamos entrando en una nueva era científica, limitada sólo por nuestras imaginaciones», señaló el investigador.

La nueva célula generada es el pistoletazo de salida para la fabricación de microorganismos «a la carta» en el laboratorio. Bacterias diseñadas para desarrollar medicamentos más eficaces, fabricar nuevos biocombustibles y formas de energía alternativas o quizá pensadas para comerse residuos tan peligrosos en el mar como es el petróleo.

El equipo anunció en enero de 2008 la primera creación de un genoma sintético, el de una bacteria con más de 570.000 pares de base. Lo hicieron con un sistema complejo de ingeniería genética que permite sintetizar segmentos artificiales de ADN, unirlos y clonarlos, utilizando dos recipientes biológicos, una bacteria y la levadura. «Si nuestro código genético y los cromosomas son los programas fundamentales de nuestro sistema operativo, hemos reproducido en el laboratorio el sistema operativo humano. Sólo nos queda ponerlo en marcha», explica Venter.

Naciodo en Salt Lake City, EE UU, en 1946, es biólogo y hombre de negocios. En 1984 ingresó en el National Institutes of Health. Mientras estaba en el NIH, Venter aprendió la técnica para identificar rápidamente gran parte de los ARN mensajeros presentes en una célula y comenzó a utilizarlo para identificar velozmente genes del cerebro humano.

Fue el presidente fundador de Celera Genomics, haciéndose famoso al arrancar su propio Proyecto Genoma Humano en 1999, al margen del consorcio público, con propósitos comerciales y utilizando la técnica «shotgun sequencing». A principios de 2002, Celera despidió de repente a Venter, después de quedar patente que vender los datos del genoma no sería rentable. Uno de sus logros fue descifrar por primera vez la secuencia completa de un organismo vivo: la bacteria «Haemophilus influenzae».

En 2001 obtuvo el «Príncipe de Asturias» de Investigación Científica, que compartió con John Sulston, Francis Collins, Hamilton Smith y Jean Weissenbach.